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Josep Lluís Riera Director de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia (Obia)

«Después de la pandemia hay niños a los que les preocupa salir de casa»

«La tasa de pobreza infantil en Balears está en el 22%, nos tendría que hacer reflexionar» - «El ruido mediático en torno a los casos de explotación sexual infantil no ayuda»

Josep Lluís Riera: "Es difícil que un niño que ha nacido en una familia pobre pueda progresar"

Josep Lluís Riera: "Es difícil que un niño que ha nacido en una familia pobre pueda progresar" G. Bosch

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Josep Lluís Riera: "Es difícil que un niño que ha nacido en una familia pobre pueda progresar" Jaume Bauzà

Josep Lluís Riera (Palma, 1958) es desde hace dos semanas director de la Oficina Balear de la Infancia y la Adolescencia (Obia). Diplomado en Educación Social y con experiencia de gestión en el ámbito de la juventud, velará por los derechos de los menores de las islas hasta el final de la legislatura.

Tiene poco tiempo. ¿Cuáles serán sus prioridades?

Me lo he encontrado todo bastante encarrilado. Sí hay algunas prioridades, como poner un poco de orden en las visitas. Una de nuestras responsabilidades es visitar centros de menores y elaboramos unos protocolos para que se produzcan de una manera sistematizada. También intentamos agilizar lo máximo posible las respuestas a todas las quejas que nos llegan.

Según dijo su predecesor en el Parlament en abril, a los niños les espera «un periodo largo de secuelas traumáticas» por la pandemia. ¿Hay más problemas de salud mental?

Nuestras encuestas nos dicen que sí. Durante la pandemia se analizaron 16.000 respuestas y algunas nos indicaban que los niños estaban tocados. El tema nos preocupa. Entidades como UNICEF ya han lanzado la voz de alarma por un posible aumento de suicidios. Hay niños a los que les preocupa salir de casa y no quieren participar en actividades.

¿Los niños se llevaron la peor parte del confinamiento?

Seguramente, porque son quienes más necesitan socializar y recibir afectos. Todo eso desapareció, y por mucha imaginación que le pusiéramos, era duro que los niños no pudieran recibir ese abrazo o beso de personas cercanas. Sí, se llevaron una buena bofetada. Y lo vivieron de manera diferente en función de la familia o el espacio en el que estaban. Hubo escuelas más preparadas que otras, y niños que tuvieron más medios que otros para seguir las clases.

Según datos de la Obia, entre el 22% y el 25% de los niños de las islas está en riesgo de pobreza. ¿Cómo se explica en una comunidad teóricamente rica?

No tiene explicación. La tasa de pobreza está en un 22%, y de ese porcentaje uno de cada tres está en una situación extrema. Eso nos tendría que hacer reflexionar. En la Oficina he visto que hay campos a los que parece que no llegamos, es una de las cosas que tenemos que mejorar. Participamos en comisiones con algunas barriadas que todos conocemos en las que hemos detectado índices de absentismo y pobreza. Pero otras parecen no existir porque nunca nos han llegado denuncias, aunque estoy seguro de que también hay problemáticas.

"Niños y niñas que viven en centros tutelados han dejado de decirlo porque se sienten estigmatizados"

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¿Hasta cuándo nacer en un hogar pobre significará tener una alta probabilidad de ser un adulto pobre?

El informe Foessa de Càritas dice que la pobreza se hereda. En los últimos años parece difícil que un niño que ha nacido en una familia pobre pueda progresar.

¿Las administraciones de las islas hacen lo suficiente para evitar casos de explotación sexual infantil en menores tuteladas?

Sí. En 15 días nunca me había entrevistado con tanta gente, ni había leído tantos papeles. He quedado sorprendido por los esfuerzos que se dedican. Lo que no ayuda es el ruido mediático que hay en torno a estos casos. Hace unos días una agente de la guardia civil decía en una entrevista que esto pasaba habitualmente. Eso no significa que lo tengamos que normalizar, pero daban cifras de países muy superiores a las de aquí. Tenemos las herramientas, unos profesionales muy cualificados y un registro unificado de maltrato y abusos sexuales que funciona muy bien, pero el ruido mediático no ayuda. Incluso niños y niñas que viven en centros han dejado de decirlo porque se sienten estigmatizados.

Josep Lluís Riera, ayer en su despacho de la Obia. | GUILLEM BOSCH

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