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Que la covid-19 no nos quite la sonrisa (médica)

La imposibilidad de realizar eventos ha dejado coja la financiación de los payasos de hospital, que han perdido un tercio de sus ingresos habituales

Dos payasas de la Sonrisa Médica.

«Fue un viernes 13 de marzo cuando los hospitales públicos nos comunicaron que, debido a las restricciones de movilidad que había que adoptar por la covid-19, suspendían la colaboración que teníamos con ellos», comienza Marta Barrio, gerente de la Sonrisa Médica.

El pesimismo inicial se tradujo en una nueva motivación cuando, a través de Facebook, dos niños ingresados en Son Espases contactaron con sus payasos favoritos. «Nos han dicho que ya no os dejan venir, pero si queréis podemos seguir hablando por aquí, así nos entretendremos mutuamente, nos trasladaron. Había que pensar en una solución porque mientras todos estábamos confinados en nuestras casas, los payasos quedaron confinados fuera de ellas ya que sus auténticos hogares son los hospitales», continúa la responsable económica de esta organización sin ánimo de lucro.

Enlocrecer en vez de enloquecer

«Cuándo les trasladé el mensaje de los niños, los dos codirectores artísticos, Pau Bachero y Jenny Vila, se pusieron a cavilar sobre cómo resolver esta situación. En esta coyuntura, me dijeron, en vez de enloquecer tenemos que enlocrecer. Y así surgieron dos nuevos proyectos: las cápsulas clownéticas y las clownsultas externas», explica Barrio.

Las visitas presenciales siguen siendo insustituibles. | S. VITALINI

Y un mes después, en mayo, se ofrecieron las clownsultas extrenas en las que los payasos realizaban videollamadas privadas a los niños hospitalizados a los que ya no podían animar de forma presencial. «Cómo hacíamos antes con las visitas presenciales, recabábamos del personal que le atendía información sobre su nombre, sus hobbys y gustos o la patología que había llevado al niño al hospital: si había tenido un accidente de tráfico, evitábamos hacer el gag de chocarnos contra una pared», explica la motivación de esta preparación previa.

Durante la pandemia Sonrisa Médica ha subido entre siete y catorce cápsulas clownéticas a las redes sociales y, hasta el mes de noviembre, ha realizado 37 clownsultas externas personalizadas en el conjunto de hospitales públicos de esta comunidad, recapitula Barrio. Antes de las restricciones pandémicas, la plantilla de 20 payasos de esta asociación realizaba 11 visitas presenciales a la semana en los 6 centros públicos de las islas, diferencia.

Las clownsultas externas, videollamadas personalizadas a niños ingresados, han demostrado su potencial. | S.VITALINI

Poco a poco, el conjunto de hospitales han ido recuperando a los payasos en carne y hueso. Primero fue el comarcal de Manacor a finales de mayo. Le siguieron Son Llàtzer y Son Espases a mediados y finales de junio, respectivamente, y el hospital de Inca las retomó a comienzos de julio. «A mediados de julio volvimos a Can Misses pero la mala evolución epidemiológica obligó a suspender las actuaciones presenciales a finales de agosto», lamenta Barrio, que pese a todo se congratula de que la mayoría de los centros hayan incorporado las clownsultas externas a su oferta a los pacientes más menudos.

Socio a partir de 5 euros al mes

Sería una lástima que la Sonrisa Médica balear, iniciativa pionera en este país para hacer una medicina más humana, se malograra por la falta de ingresos. Su gerente Marta Barrio recuerda que toda aquella persona que lo desee puede hacerse socio de la organización a partir de una cuota mensual de cinco euros. Para contribuir a esta buena causa, basta dos simples clicks en la web wwwsonrisamedica.org, anima Barrio.

Que la covid-19 no nos quite la sonrisa

Las cápsulas se pusieron en marcha en el mes de abril y los payasos grabaron vídeos que luego subían a las redes sociales y mostraban cómo pasaban el confinamiento y cómo, por ejemplo, conseguían alargar la vida útil de un rollo de papel higiénico, producto cotizado y escaso en aquellos inicios de la pandemia.

Y es que la pandemia de covid-19 ha dejado coja una de las patas en las que se sustenta la financiación de los payasos de hospital provocando una caída de sus ingresos cercana al 30%. «Nuestra propia financiación, que acometemos con la organización de eventos, la venta de nuestros productos de mercadotecnia y la aportación de los socios, se ha visto seriamente afectada», admite la gerente antes de revelar que, tras 26 años de actividad, tan solo cuentan con 296 socios activos.

Las otras dos patas son la red empresarial que financia sus actividades de manera altruista y en la que destacan como colabores más fieles, inasequibles a las crisis, Endesa, Riu Hotels, la Fundación Barceló, el grupo Piñero y la Obra Social la Caixa, enumera de corrido Barrio, y las administraciones públicas.

Son Llàtzer ha sido el primer hospital en ampliar su oferta con las clownsultas externas.

Las conselleries de Serveis Socials y Salud junto a los Consells insulars de Mallorca y Eivissa y algunas corporaciones locales como las de Marratxí, Inca, Calvià o Alcúdia han mantenido en mayor o menor medida las partidas destinadas a los payasos de hospital, pero sus aportaciones se han demostrado insuficientes en un año que, admite su responsable económica, «ha sido una hecatombe. No hemos podido organizar ningún evento y, al no haber habido temporada turística, las habituales campañas de los hoteles (bufés temáticos, bingos y veladas solidarias, etcétera) tampoco han podido hacerse», lamenta.

Concluye Marta Barrio animando a otras empresas a colaborar con ellos como «sociocolaboradoras» con aportaciones desde los mil euros anuales. Y es que, recuerda, el déficit financiero padecido en 2020 se «arrastra» al actual ejercicio. Un año en el que dispondrán de menos recursos para acometer el doble de trabajo: sus actividades presenciales y las telemáticas que, al parecer, han llegado para quedarse.

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