Una larga cola se formó ayer tarde en una de las aceras de la calle Foners situada junto a la sede de una antigua sucursal bancaria convertida en un casal okupado por el colectivo Casa Obrera.

Unas 140 familias acudieron a la sede del también Banco Obrero para recoger una de las bolsas de comida con alimentos perecederos y no perecederos previamente recogidos por ellos mismos a la salida de distintos establecimientos comerciales y supermercados de la ciudad. Desde el pasado mes de octubre, cuando se decidió ocupar la sede de esta antigua sucursal bancaria, que les ha denunciado por la vía penal por usurpación, realizan dos recolectas al mes y una entrega de alimentos, tal como explicó Joan Bonet, uno de los portavoces del colectivo.

Entre otras actividades, también acogen a personas sin techo, como las tres madres solteras, una de ellas víctima de violencia machista, que en estos momentos viven en estas instalaciones.