Balears atraviesa la barrera psicológica de los diez mil casos activos de covid, sellada ayer en 10.196 pacientes según los datos oficiales. Dado que la población de Mallorca asciende a 924 mil personas, uno de cada cien habitantes de la isla se halla ahora mismo enfermo a causa del coronavirus. Esta proporción excluye a los asintomáticos o no diagnosticados que, según la frecuencia aceptada, aumentarían la incidencia vigente a uno de cada setenta residentes.

Al margen de su expresión en números redondos, la proporción de un enfermo de cada cien mallorquines ayuda a entender la propagación desatada de la pandemia, durante la segunda y tercera olas encabalgadas en la comunidad. Uno de cada cuatro enfermos de toda la trayectoria del coronavirus en Balears padece la covid en estos momentos. La habituación a este ritmo contrasta con las situaciones de pánico vividas durante la primera oleada.

Los casos activos surgen de restar los recuperados y fallecidos al total de contagios. La cifra de enfermos vigentes llegó a frenarse en Balears alrededor de un centenar de pacientes, con tendencia a la baja. Este hito generó una sensación de confianza sobre la evolución de la pandemia, que se demostraría falsa. Con respecto a los más de diez mil enfermos actuales, la población asistida simultáneamente en la crisis sanitaria se ha multiplicado por cien desde su punto más reducido tras la ola inicial de la pasada primavera. Si bien Mallorca ha acelerado el ritmo de recuperaciones que se miden en cientos de altas diarias, tanto en las personas controladas desde atención primaria como entre las ingresadas, no ha logrado equilibrar a diario los dos platillos de la balanza. Países como Alemania igualan prácticamente las infecciones y las curaciones.

El número de contagios totales en Balears ha superado el listón de los cuarenta mil y se dirige con paso firme hacia los cincuenta mil, a partir de los 43.264 contabilizados ayer por el Govern. Se trata de las infecciones registradas oficialmente por las autoridades, y que son sensiblemente inferiores al impacto real del coronavirus. Pedro Sánchez llegó a afirmar en rueda de prensa que el millón de casos reconocidos por España en aquellos momentos se aproximaba en realidad a los tres millones.

Con una estimación incluso más conservadora que la efectuada por el presidente del Gobierno, es probable que uno de cada diez residentes en Mallorca se haya contagiado durante el primer año de la pandemia. Esta incorporación masiva al patrimonio patológico local delata una penetración elevada, pero poco tranquilizadora al situarse muy por debajo de los niveles que garantizan la inmunidad natural de rebaño a juicio de los expertos. Según los distintos estudios publicados, esta amortización de la pandemia por asimilación o inmunización requiere de la infección de entre un 50 y un 80 por ciento de la población.

En contra de la imagen inicial de la covid como una enfermedad que se ensaña con los ancianos, en Mallorca se ha difuminado la desproporción de nuevos contagios en perjuicio de los mayores. En la homogeneización del impacto de la pandemia, el retrato del mallorquín entre cada cien afectados en estos momentos corresponde a un varón que no ha alcanzado el medio siglo.

Según los datos sistematizados por el Servicio de Epidemiología del Govern, los mayores de cincuenta años llegaron a justificar dos de cada tres enfermos en el pico de abril, muy por encima del peso demográfico correspondiente a esas cohortes. A diferencia de la primera ola, la mitad de los diez mil casos activos actuales se fijan entre los veinte y los cincuenta años de edad. De hecho, la década más representada entre los contagios en tratamiento corresponde a los cuarentañeros, seguidos de cerca por el segmento de treintañeros, con sendas representaciones cercanas al veinte por ciento.

El rejuvenecimiento de los casos activos viene asociado a un uso más moderado de los servicios sanitarios. Sin embargo, el colapso hospitalario que está en la raíz del decreto que fijó el estado de alarma en noviembre pende con augurios de inminencia sobre la sanidad mallorquina. El colectivo de riesgo extremo de los mayores de setenta años solo supone uno de cada diez enfermos en estos momentos. Se trata por tanto de más de mil personas de ese grupo, muy por encima de las cifras absolutas cuando acumulaban dos de cada cinco contagios en la primera ola.

La frecuencia de un mallorquín enfermo de cada cien tiende a empeorar, si se atiende a que la incidencia quincenal por cada cien mil habitantes se cifraba ayer en 638 nuevos casos según el Govern. Cabe recordar que Alemania retiró en agosto a sus turistas de Mallorca en cuanto se superó la tasa de cincuenta.

La letalidad oficial por covid en Mallorca se encuentra por encima del uno por ciento y lejos del dos, una incidencia de defunciones más moderada que la media estatal. Al igual que ocurre en el resto del planeta, el porcentaje se aminora conforme se dispara el número total de contagiados. Entre los enfermos críticos que requieren del ingreso en cuidados intensivos, la afectación del uno por ciento es también inferior a otras regiones y países.

Te puede interesar:

Con todo, el peso creciente de los casos activos obliga a trabajar con la previsión de un centenar de ingresos en UCI en el plazo de días. La ventaja primordial respecto a la primera ola reside en la reducción radical de los tiempos de estancia hospitalaria, gracias a los avances en detección y tratamiento.