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La entrada de trabajadores en ERTE se dispara tras pasar Mallorca al nivel 4

Sindicatos y empresarios reconocen el drama de muchas familias que ven sus ingresos fuertemente recortados y que sufren serios problemas para hacer frente a sus gastos

Las restricciones aplicadas a la restauración y al comercio en el nivel 4 están provocando un aumento de los empleados en ERTE. B.Ramon

La cifra de trabajadores que se incorporan a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) está registrando un importante incremento desde que Mallorca entró en el nivel 4 (máximo riesgo) del coronavirus, según coinciden en señalar tanto sindicatos como patronales, y en ambos casos se admite también que este hecho está generado problemas muy graves en muchas familias a la hora de poder asumir gastos básicos, dado el recorte en sus ingresos que se está registrando.

Desde las federaciones relacionadas con el comercio y la restauración de UGT y CC OO se señala que las duras restricciones que conlleva esa fase 4 (cierre del interior de los restaurantes y bares y limitación a un 30% de su aforo en el comercio) están haciendo que estas empresas se vean obligadas a reducir sus plantillas, incorporando a los ERTE a un mayor número de sus empleados, ya sea de forma completa o a tiempo parcial.

Además, el responsable de Acción Sindical de la citada federación de UGT, José García; y la secretaria general en la de CC OO, Silvia Montejano, apuntan la detección de otro fenómeno: hay empresas que están modificando el tipo de contrato de sus empleados en los ERTE, pasándolos de fijos a fijos discontinuos, para así poder enviarlos al paro pero cobrando la contribución especial que se ha creado para este último colectivo, una maniobra que se califica como «legal, pero cuestionable».

Los sindicatos recuerdan que en un ERTE muchos empleados ven reducidos sus ingresos a la mitad

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Desde la patronal Restauración-CAEB y de comercio Afedeco, sus presidentes, Alfonso Robledo y Toni Gayà respectivamente, reconocen el aumento de los empleados que son incorporados a los ERTE, y en ambos casos la explicación es la misma: el desplome en los ingresos de ambos sectores, agravado por el incremento en las restricciones de su actividad al pasar Mallorca a la fase 4, están obligando a muchas de estas empresas (al igual que las de otras ramas de actividad) a recortar la plantilla que tienen en activo, en un intento de reducir sus costes para evitar el cierre definitivo.

En este aspecto, se reconoce que esas limitaciones están siendo especialmente duras en el caso de la restauración, al limitar su actividad a las terrazas y a los encargos para llevar, y reducir su horario.

Impacto en las familias

Pero hay un punto especialmente subrayado por José García y Silvia Montejano, y reconocido igualmente por Alfonso Robledo y Toni Gayà: la caída en los ingresos de los trabajadores que supone la entrada en un ERTE está provocando que muchas familias estén teniendo serios problemas para cubrir sus gastos más básicos.

En este aspecto, se recuerda que en el ERTE se percibe el 70% del salario base (con un máximo que oscila entre los 900 y los 1.100 euros mensuales según el número de hijos), pero los representantes sindicales destacan que se pierden las pagas extras, al tiempo que dejan de cobrarse propinas, prolongaciones de jornada y otros complementos. De este modo, el portavoz de UGT afirma que lo que el empleado recibe es en realidad en torno a la mitad de su retribución habitual. Y todo ello en una isla en la que el coste de la vivienda (ya sea alquileres o cuota de la hipoteca a abonar) es notablemente más alto que en otras zonas del país. Por ello, se subraya que una vez descontados los desembolsos relacionados con la residencia, «en muchos casos apenas queda para comer».

A ello se suma un segundo elemento: la saturación que se registra en el servicio estatal de empleo (SEPE) hace que el trabajador pueda tardar algunos meses en poder empezar a recibir su prestación, algo que supone un problema especialmente grave en fechas como la Navidad.

Los dos presidentes de las citadas patronales respaldan la afirmación de los sindicatos, y señalan que eso explica la «angustia» de muchos pequeños empresarios cuando se ven obligados a incorporar a un ERTE a alguno de sus empleados. En este sentido, se insiste en que en un pequeño negocio «los trabajadores no son números, sino que tienen nombres y apellidos», subraya Gayà, a lo que Robledo añade que «tras años estando juntos, son casi de la familia».

Pero además, desde UGT y CC OO se pone de relieve que hay muchos trabajadores que llevan dentro de un ERTE desde que se inició la pandemia, lo que ha provocado que para salir adelante se hayan visto obligados a recurrir a su ahorro, que en muchos casos ya está agotado o cerca de consumirse.

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