Los alumnos, los profesores y el resto del personal no docente que vuelvan a los centros educativo el próximo día 25 de mayo próximo día 25 de mayo deberán tomarse la temperatura cada día antes de ir a clase y no acudir en caso de llegar o superar los 38 grados.

Ésa es solo una de las muchas medidas de seguridad que se incluye en la documentación remitida estos días a los colegios e institutos para preparar el retorno de parte del alumnado el próximo día 25. Según el planteamiento hecho desde el Gobierno, a partir de este día podrían volver a clase los niños menores de 6 años (si sus padres acreditan que no pueden atenderlo por motivos laborales); los estudiantes de 4º de ESO, 2º de Bachillerato, Educación Especial y los de los últimos cursos de FP y Enseñanzas de Régimen Especial.

Según un cálculo de UGT, eso supondría el posible retorno (es voluntario) de unos 60.000 alumnos de centros educativos, más los 9.500 niños que asisten a escoletes y los 1.700 que se estima que acuden a guarderías. Además, los centros podrían proponer a estudiantes de otras edades y cursos que también vuelvan presencialmente a clase para acudir a sesiones de refuerzo.

Ése es otro de los puntos incluido en el borrador de 13 páginas que ha elaborado la conselleria de Educación siguiendo las directrices del Gobierno, que se complementa con 8 anexos que especifican aun más las medidas a adoptar según la fase y tipo de centro.

Según esta documentación, los colegios e institutos deberán garantizar la distancia de dos metros entre los niños, bajando ratios, organizando turnos y la asistencia por días salientes y compatibilizando la enseñanza online con la presencial. Se harán turnos para entrar a los edificios y para el tiempo de patio y se establecerán direcciones de circulación en los pasillos.

Si no se pueden garantizar las distancias de seguridad se deberán usar mascarillas (especialmente en el caso del alumnado vulnerable, se especifica) pero las instrucciones recuerdan también que están contraindicadas para niños menores de dos años por riesgo de asfixia y que tampoco se recomiendan para los menores de 6 porque no se asegura un buen uso de ellas.

Salas como el gimnasio o el aula de psicomotricidad permanecerán cerradas: la Educación Física se hará en el patio. Los actos colectivos (como las jornadas de puertas abiertas a las que muchos padres de niños de tres años querían asistir para tener información antes de matricular a sus hijos para el curso que viene) se deberán evitar y las reuniones de personal (departamentos, claustros...) no serán más de tres personas.

En el caso de los menores de seis años, la documentación admite que es muy difícil "mantener las medidas de prevención" ante realidades innegables como que los niños tan pequeños "no controlan las secreciones". El personal que deba atenderlos y realizar tareas como cambiarles los pañales o limpiarlos deberá llevar mascarillas y guantes. Los niños no podrán compartir material ni juguetes ni traer objetos de su casa y en el aula tendrán que llevar un calzado diferente al usado para ir por la calle. Si un padre u otro adulto entra en el aula para acompañar al niño deberá ponerse unos peucos.

Todas las superficies deberán desinfectarse de forma diaria. Los centros que atiendan a niños menores de 6 años eso sí deberán asegurarse que el producto utilizado es apto y seguro para estos casos. Las aulas deberán ventilarse cinco minutos antes de su uso cada día.

En todos los lavabos del centro deberá haber agua, jabón y papel (tendrán que revisarse diariamente) y en los espacios en los que no haya lavabo tendrá que haber un bote de solución hidroalcohólica. Los críos más pequeños deberán usarlos bajo supervisión y los botes estarán bien guardados fuera de su alcance.

Las instrucciones resaltan que el personal deberá mantener una "vigilancia activa" para identificar un posible caso positivo "lo antes posible" y activar un protocolo de aislamiento. La responsabilidad ante un posible contagio angustia a los directores, sobre todo de los centros de Infantil, que han mostrado su rechazo a unas directrices que creen imposibles de aplicar.