—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Tiene miedo?"

—No, para mí el miedo viene acompañado de una oportunidad, reacciono a las catástrofes planteando una alternativa. Posiblemente por deformación profesional.

—¿Se ha torturado a los niños con el confinamiento?

—Sí, uno de los aspectos más tóxicos para el cerebro es el aislamiento, todavía más dañino para niños y adolescentes. Su confinamiento ha sido tremendamente nocivo.

—"No escatimes en caricias", pues ya me contará.

—Las caricias forman parte de una actitud. Si ahora mismo le sonrío al teléfono, te estoy acariciando de alguna manera. No es una cuestión solo táctil, una pauta cariñosa se refleja en todo. Intento aplicarla al hacerme el café, al ducharme, al ponerme crema.

—Se habla de que el coronavirus ataca al cerebro.

—En efecto. Con los límites de una investigación incipiente de unos cuatro meses, una pequeña proporción de casos generan encefalopatías. Sin embargo, el cerebro tiene una gran protección frente a los microorganismos, es difícil encontrarlos ahí.

—¿Por qué decidió dedicarse al segundo órgano favorito de Woody Allen?

—Fue la consecuencia de haber empezado mi carrera insultando a las células, tratándolas con sustancias tóxicas. Pensé que también quería insultar a las neuronas.

—¿El cerebro es un ordenador muy apañadito?

—El cerebro es un ordenador ingente, ávido de información y con agilidad para procesarla a velocidad de vértigo.

—¿El cerebro será superado un día por un ordenador?

—Será superado por una máquina, en cuanto adquieran la velocidad que hoy posee el cerebro.

—¿Los sudokus curan el Alzheimer?

—El Alzheimer es un envejecimiento acelerado del cerebro, un abanico de enfermedades. Los sudokus no lo curan, pero pueden contribuir a retrasar el proceso al igual que la vida social, los amigos, el ejercicio físico o la comida adecuada. El cerebro se ejercita como cualquier otro músculo, a cualquier edad.

—Iba a replicarle que Cioran o Beckett ejercitaron su cerebro como nadie, pero murieron seniles.

—Siempre digo que el envejecimiento es hasta ahora una enfermedad irreversible, que se adquiere al nacer. Podemos ralentizarlo, pero estamos abocados a sufrirlo.

—¿Nuestro cerebro nos domina?

—Totalmente, nuestro cerebro podría vivir por sí solo sin necesidad del cuerpo. Somos conscientes únicamente del veinte por ciento de los pensamientos que producimos, el inconsciente es mayoritario.

—¿Cuatro cafés al día te hacen más inteligente?

—No, y lo siento porque serías Dios por diez euros. Lo más saludable es no pasar de dos cafés diarios, a partir de ahí son dañinos.

—Y encima, cocina.

—Es algo que me interesó desde siempre. El laboratorio es cocina, pero huele mal y no se puede comer. Me gusta experimentar con sabores, aprendí mucho en los mercados de Nueva York y tuve un restaurante en Santa Cruz de Tenerife durante cinco años.

—¿Cuál es el bulo más expandido sobre el cerebro?

—Que solo usamos el cinco por ciento de su capacidad, con una buena nutrición podemos llegar al cien por cien.

—Si me dice que el sexo está en el cerebro, cortamos.

—O si el sexo puede modificar el cerebro. Hay una gran controversia sobre la existencia de diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres, o si el concepto de género proviene de unos roles históricos que ahora se están modificando.

—Si el cerebro es grasa, alimentación grasienta.

—Pero hemos de distinguir, porque la grasa del cerebro forma parte de su estructura. No es gasolina, sino ladrillo.

—¿La identidad existe o nos conviene?

—Existe porque también la creamos, podríamos decidir no tenerla, pero es esencial para la motivación sin la que somos un desastre.

—¿El estado de ánimo consiste en creerse mejor de lo que uno es?

— Puede ser así. Mediante la autopercepción podemos decidir cómo queremos vernos. Si nos sentimos una mezcla de Einstein y de Alain Delon, tendremos mejor ánimo.

—¿El cerebro va más allá de la muerte?

—Sí, efectivamente, en experimentos realizados en Harvard con cerdos se ha demostrado que el cerebro puede resucitar, que retoma cierta actividad una vez extraído del cuerpo. Las cuestiones éticas impidieron ahondar en esta línea de investigación.