El reparto a domicilio de empresas como Glovo, Just Eat o Deliveroo sigue considerándose una actividad esencial en tiempos de coronavirus. El nuevo Decreto Ley del Gobierno, en vigor desde ayer, 30 de marzo, y hasta el 9 de abril, no ha paralizado el trabajo de los riders en la isla.

Los repartidores siguen recorriendo las calles de Palma, embutidos en sus estrafalarias mochilas y dotando a los hogares de todo aquello que precisan. La comida preparada sigue siendo el producto que más demanda el cliente, "aunque también se ha notado un incremento en pedidos a supermercados y parafarmacia".

La exposición de los repartidores al contagio es notable y son ellos mismos quienes se buscan la vida para defender su salud y la de los suyos. "Hay compañeros que han decidido dejar de salir por miedo a lo que puedan llevar a sus hogares, pero muchos otros seguimos trabajando como siempre. Guantes, mascarillas y mantener las distancias con el cliente son las medidas que tomamos. No queda otra, tenemos que seguir llevando dinero a casa", reconoce Luis Chango, empleado de Glovo en Palma desde hace cerca de un año.

Ante la falta de material sanitario a nivel estatal, la mayoría de empresas de reparto no pueden dotar a sus empleados de los medios suficientes para desarrollar su labor, por sí les reportan el dinero gastado en dichas adquisiciones. "Existe un fondo de soporte económico para cubrirles en caso de que contraigan el virus o tengan que pasar una cuarentena por prescripción médica, además de un reembolso del material sanitario, dadas las dificultades para adquirir equipos de protección en grandes volúmenes", reconoce Carolina Pérez, directora de comunicación de Deliveroo en España.

Desde que el pasado 14 de marzo se decretara el estado de alarma, cerca de 315.000 establecimientos de restauración y hostelería se han visto afectados en toda España. Solo aquellos con un servicio de entrega a domicilio han podido seguir con su actividad.

Lejos de parar, los trabajadores de dichas plataformas de reparto reconocen que se ha notado "una pequeña bajada" en los pedidos, aunque son muchas las puertas de establecimientos que aglomeran a repartidores que esperan la demanda de los clientes. En un restaurante de las Avenidas, el goteo de pedidos es constante y se han llegado a triplicar las cifras de envíos a domicilio en los últimos días, pasando de unos 30 diarios, entre semana, a unos 90 en la actualidad, y de unos 60, los fines de semana, a unos 160 los sábados y los domingos.

"Seguimos siendo necesarios, yo al menos lo veo así", asegura Maxim Lamarca, repartidor de Glovo, que reconoce que dedica unas diez horas diarias a su labor. "A veces te encuentras con pedidos de gente que no sabe cocinar o que ya está cansada de comer siempre lo mismo, pero muchas otras veces son repartos a personas que no pueden salir a la calle a realizar la compra por miedo al contagio, así que entiendo que en un momento así se vean en la necesidad de pedir comida a domicilio", defiende el trabajador, que lleva cerca de medio año en la empresa de reparto.

"Tomamos las máximas precauciones sanitarias, evidentemente, y si el cobro ya está realizado de manera online, para nosotros es mucho más cómodo y evitamos el contacto directo con las personas", asegura Lamarca. "Lo cierto es que al principio había muchas personas que nos demandaban productos de parafarmacia, como alcohol o mascarillas, pero creo que la población ya se ha concienciado de que no hay por ningún sitio", reconoce.

Una vía de ingresos

La pequeña empresa mallorquina dedicada a la restauración también se las está viendo y deseando para sobrevivir a la crisis que ha afectado de pleno al sector turístico de la isla, por ello agradece que exista una vía de ingresos, aunque sea pequeña, a través del reparto a domicilio de sus productos. La pizzería Bellver, situada en el barrio de Son Espanyolet, no es ajena a las circunstancias. "Yo tengo que seguir dando a mis hijos de comer y en ningún momento consideré el cierre del local si se permitía seguir haciendo envíos a casa", explica Araceli Mora, propietaria del establecimiento.

"Nosotros trabajamos con la empresa de reparto Just Eat y lo cierto es que me ha sorprendido la cantidad de gente nueva que ha probado en llamar a nuestro local en los últimos días, aunque evidentemente se ha notado una bajada de los pedidos", reconoce. "Tenemos especial cuidado con todas las medidas sanitarias para evitar nuestro contagio, el de los repartidores y el de los clientes y cuando nos pagan con monedas, desinfectamos absolutamente todo", asegura.

En un caso parecido se encuentra Roberto Mateo, propietario de la Vermutería La Dolores en el Coll d'en Rabassa y que trabaja con la empresa Deliveroo. "Tres semanas antes de que empezara la crisis pusimos en marcha el reparto a domicilio desde el restaurante, así que por lo menos por ahí hemos salvado algo el negocio. Hacemos entrega de todos los productos de la carta, pero sin duda lo que más triunfa son las croquetas, los bocadillos de calamares y las paellas el fin de semana", asegura el joven, quien se ha visto obligado a recortar personal en los últimos días: "Hemos tenido que hacer un ERTE en la empresa. Normalmente somos doce trabajadores y nos hemos quedado dos, pero al menos así podemos pasar cuentas con los proveedores y seguir vivos de alguna manera".

Desde la Asociación de Restauración Mallorca CAEB, en palabras de su presidente, Alfonso Robledo, desconocen exactamente la carga de trabajo a la que están haciendo frente durante los últimos días las plataformas de entrega a domicilio, pero asegura que "el hecho de que un restaurante quiera meterse a día de hoy en el reparto de comida preparada es realmente complicado". "Primero hay que tener unos permisos, que ahora mismo entiendo que es difícil conseguirlos. Segundo, es necesario disponer del personal adecuado para hacer frente a dichas funciones y tercero, y seguramente más importante, todo el material de cajas, bolsas y medios de reparto para hacerlo, tampoco es sencillo de conseguir a día de hoy", enumera Robledo.

Mientras el Gobierno no lo impida, los repartidores no cesarán en su labor de hacer llegar a los hogares aquello que resulta realmente esencial en estos tiempos. En la conciencia de cada uno recae evaluar su importancia.

Riders x Derechos

La plataforma Riders x Derechos reconoció ayer a este diario la necesidad de que "cese la actividad de todo reparto de comida de restauración realizado a través de plataformas digitales para frenar la expansión del coronavirus". Dani Gutiérrez, portavoz del movimiento, aseguró que "no existen medidas adecuadas ni la formación pertinente" para que los trabajadores de dichas empresas tengan que seguir "arriesgando sus vidas y las de los clientes". "Creíamos que con el nuevo decreto estas circunstancias iban a cambiar, pero ya se ha visto que se nos sigue considerando un servicio esencial. Es alucinante", reconoce.

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