El cierre de los centros de día municipales como parte de las medidas preventivas ante la crisis del coronavirus ha puesto a prueba a familias y administraciones para hacer más llevadera esta crisis. Una de las usuarias afectadas es Inés Ignacio María, una vecina de Son Servera que a sus 90 años ha visto cómo su centro de día cerraba las puertas como mínimo dos semanas a causa del Covid-19Covid-19. Según explican sus familiares, cuando se enteró del cierre preguntó qué era lo que había llevado a tomar esta medida. Sus nietos le explicaron el caso y que afectaba a todo el mundo.

Ella explica que la imposibilidad de salir a la calle para poder pasear hace que los días sean más largos. En el centro de día, relata, disfrutaba de poder relacionarse con sus amigos y de realizar ejercicios. En cambio, ahora, detalla que las jornadas no son tan llevaderas, ya que tiene que estar en casa.

Mientras dure el estado de alarma y el consiguiente cierre del centro de día, sus nietos son los encargados de cuidarla. Ellos se han turnado y han pedido vacaciones en sus lugares de trabajo. Los nietos son ahora sus cuidadores. Se encargan de su higiene, de las comidas, de que pasee dentro de casa y sobre todo de entretenerla con juegos.

No sólo las familias han tenido que idear estrategias para salir adelante. Los ayuntamientos han implementado también iniciativas para no acrecentar la soledad de los usuarios afectados por los cierres de estas instalaciones.

Así, el ayuntamiento de Calvià ha ampliado el servicio de atención domiciliaria para poder atender a los usuarios del centro de día que lo necesiten. Asimismo se les ha ofrecido la posibilidad de acceder al servicio municipal de comida a domicilio.

En Inca, la regidora Maria Antònia Pons explica que los usuarios del centro de día concertado están en sus casas con sus familiares de referencia y que, en los casos en los que necesiten comida a domicilio, este servicio seguirá funcionando, si bien serán los profesionales quienes lleven la comida y no los voluntarios, ya que la mayoría de ellos pertenecen a grupos de riesgo.

En Pollença, el centro de día, de 28 plazas, está gestionado por la entidad Afama. Todos los usuarios estaban ayer en sus casas junto a sus familiares, que estos días no irán a trabajar. "Ellos saben que nos pueden llamar en caso de necesidad", apunta Maria Morro, de Afama. Cada día, desde esta entidad llamarán a diez de los usuarios para conocer su estado, por lo que cada tres días se habrán puesto en contacto con todos ellos. "Si en un momento dado la familia no puede hacerse cargo, las necesidades serán cubiertas por nosotros", garantiza.

En Alcúdia, el centro de día es totalmente municipal y dispone de 30 plazas. La regidora Aguas Santas Lobo explica que el Ayuntamiento ha contactado con todas las familias de los usuarios para garantizar que estarán bien atendidos en casa.