"Tienes que poner en Google 'hacha Mallorca', pronto iré a por ti y a por tu gente". Un maltratador amenazó por teléfono a su expareja instándole a que comprobara por internet de lo que era capaz. Su intención era que la mujer se enterara de que había sido detenido en Palma a mediados de octubre de 2018 por tentativa de homicidio y robo con violencia por haber atacado con un hacha a unos transeúntes en plena calle en las inmediaciones del domicilio anterior de la víctima.

De esta manera, atemorizó a su excompañera sentimental haciéndole entender que en cualquier momento podía atentar contra su integridad física y la de su familia. El acusado fue condenado en los últimos días en Palma a un año y nueve meses de prisión y otros cinco años de libertad vigilada en los que deberá llevar una pulsera electrónica que permita su localización y seguimiento permanente. Además, no podrá acercarse ni comunicarse con la perjudicada durante diez años, hasta 2029.

El sospechoso, español de mediana edad que actualmente está encarcelado, reconoció los hechos ante la sala. El hombre, que cuenta con antecedentes por diferentes episodios de violencia machista, confesó los cargos. Se declaró autor de un delito de amenazas y otro de maltrato habitual. Se le apreciaron las circunstancias agravantes de reincidencia y parentesco y la circunstancia atenuante de toxifrenia, ya que en la fecha de los hechos era consumidor de drogas.

Pedían 5 años de cárcel

Inicialmente, la Fiscalía solicitaba para él penas que sumaban cinco años de prisión, si bien las partes alcanzaron un acuerdo y el encausado finalmente se conformó con una condena menor: un año y tres meses de cárcel por amenazas y otros seis meses, por maltrato habitual.

Además, también aceptó la medida de libertad vigilada por un periodo de cinco años. Esta medida, que no suele ser habitual que se imponga en la sede judicial de Vía Alemania, implica que el maltratador esté localizado mediante un aparato electrónico (una pulsera o brazalete), que permite su seguimiento de forma permanente, durante ese tiempo, así como también se le prohíbe aproximarse y comunicarse con la víctima y sus padres y también acudir y residir en una provincia de la península.

Tras el reconocimiento de los hechos efectuado por el hombre, la magistrada dictó sentencia 'in voce'. La jueza le impuso también la prohibición de acercarse y comunicarse con su expareja durante diez años. El fallo ya es firme, ya que las acusaciones y la defensa indicaron que no iban a recurrir la condena.

El hombre lamentó lo ocurrido. "Estoy muy arrepentido. En esos momentos, no estaba en mis cabales. Ahora, ya no tomo drogas, empiezo a ver la luz", manifestó ante la magistrada, poco antes de regresar de nuevo al centro penitenciario.

Varias llamadas de teléfono

El acusado, que lleva preso desde mediados de 2019, efectuó varias llamadas telefónicas desde un número de móvil a fin de atemorizar a su expareja los días 9 y 10 de abril de 2019. Cuando la víctima descolgaba el aparato, el sospechoso permanecía en silencio.

Pasadas las siete de la tarde del 10 de abril, el encausado realizó una nueva llamada de teléfono desde el mismo móvil. En esa ocasión le dijo a la víctima: "Tienes que poner en Google 'hacha Mallorca', pronto iré a por ti y a por tu gente". Tal referencia al buscador de internet tenía por finalidad que la perjudicada se percatara de que su excompañero había sido detenido por la Policía Local de Palma en octubre de 2018 en las cercanías de su anterior domicilio por estar atacando con un hacha a unos transeúntes. De esta manera, su objetivo de nuevo era atemorizarla con tales sucesos, haciéndole entender que en cualquier momento podía atentar contra su integridad física, según la fiscalía.

El hombre cuenta con varias condenas anteriores en 2015 y 2018 por episodios de violencia de género por delitos como lesiones en el ámbito familiar, daños, amenazas, coacciones en el ámbito familiar y falta de amenazas.

Cambio de residencia

Cuando cesaron las penas accesorias, la víctima se vio obligada a cambiar su lugar de residencia por temor a que el acusado la localizara físicamente, puesto que el hombre no cesaba en sus intentos de contactar con ella.

Finalmente, la mujer acabó en Mallorca. Su excompañero, pese a no tener ningún tipo de arraigo con Palma, se trasladó también a la isla.

Desde ese momento y al menos hasta abril de 2019 trató de localizar a la perjudicada contactando directamente a través de la red social Facebook o por la aplicación del móvil WhatsApp con un perfil concreto y llegó incluso a intentarlo también de forma indirecta, utilizando móviles y perfiles de terceras personas, según la fiscalía.

El pasado 17 de abril de 2019, un juzgado de instrucción de Palma dictó una orden de protección en favor de la mujer afectada. Poco después, el hombre ingresó en prisión.

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