La mujer, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, asegura que su problema se solucionaría si la administración le proporcionara una adaptación a su problema. Al precisar de una muleta para poder caminar, asegura que hay días que el dolor es muy intenso y le cuesta moverse. Cuando el dolor se intensifica, el recorrido desde su casa al punto de encuentro se convierte en una tortura. Se da la circunstancia que al ser hija única, apenas tiene familia. Su madre al principio intentó ayudarla, y trasladaba ella a los niños al encuentro con su padre, pero que en estos momentos no puede hacerlo.

La joven se queja de que no se ha tenido en cuenta las sentencias por las que se condena al marido por episodios de malos tratos. Asegura que las medidas para que los niños se encontraran con su padre convirtieron su vida "en un auténtico caos. Siempre tengo que vivir bajo amenaza. Salí de un maltrato, para entrar en otro", señala.

La joven explicó que ha buscado ayuda en la conselleria de Asuntos Sociales para conseguir una adaptación y poder cumplir el régimen de visitas. Sin embargo, no la ha encontrado. Señala que los informes médicos que ha presentado son claros sobre la limitación que le representa la lesión que padece en la espalda. Se trata de lesiones que tendrá de por vida y que limitan sus posibilidades. También denuncia que no se ha tenido en cuenta que cuando se separó, ella se hizo cargo de los gastos que generaban los niños, sin apenas recibir ayuda económica del padre.

Reconoce también que ha tenido algún enfrentamiento con el personal del punto de encuentro.