Las mujeres necesitamos el trabajo para alcanzar la igualdad plena. Pero el mundo laboral es toda una carrera de obstáculos para alcanzar esa meta: brecha salarial, techos de cristal, empleos dirigidos a hombres y mujeres y los sempiternos problemas para conciliar. Son algunas de las trabas que ayer desgranó la jueza Garbiñe Biurrun durante su conferencia Mujer y trabajo, un espacio difícil para la igualdad incluida en la Jornada Dona Treballadora que acogió el Colegio de Graduados Sociales de Balears.

"El mundo laboral es un mundo imprescindible para la igualdad. El trabajo es liberador, sin él se pierden derechos. Pero el mundo del trabajo ha sido siempre difícil para la igualdad", denunció Biurrun, que recordó cómo el trabajo puede ser una carga cuando se debe conciliar la vida laboral, personal y familiar "y tenemos que acabar siendo unas supermujeres".

En este sentido, la magistrada del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco destacó que la conciliación "es un elemento capital" para que la mujer pueda avanzar en el trabajo, si bien constató que ni tan siquiera "aparece consagrada en la Constitución". "De crearse otra Carta Magna ahora se introduciría como derecho fundamental", abundó. "España no es el reino de la conciliación, faltan políticas públicas", criticó Biurrun, quien afeó a algunos políticos que para defender el impulso demográfico en el país "ponen el dedo donde no deben".

Asimismo, apuntó la brecha salarial como otro de los problemas enquistados. Tanto que hasta la Unión Europea le ha dedicado un día para combatirla: el 21 de febrero, día de la Igualdad Salarial. "Existe, las cifras bailan, no son uniformes pero es de un mínimo de entre el 16 y el 18%", constató.

En estas trabas abundaron las participantes a la mesa redonda posterior: la directora general de Trabajo Isabel Castro; la directora de la Asociación de los Constructores de Balears, Sandra Verger; la socióloga Encarna García y la directora de Diario de Mallorca, Maria Ferrer. "Quisimos iniciar un programa enfocado a formar mujeres para la construcción, pero no salió adelante porque la agencia de colocación no lo vio factible. Los orientadores las redirigieron a otros sectores", relató Verger. Por su parte García narró una experiencia de discriminación: "Una empresa en la que trabajé me iba a ascender. Me quedé embarazada y me sustituyó otra persona. Cuando volví la ascendieron a ella alegando que había hecho mi trabajo en los últimos meses".

Castro puso como ejemplo cómo afecta la conciliación a las mujeres. "Cuando asumes un cargo te preguntas, '¿seré capaz de cumplir con todas las obligaciones'". En esta misma línea abundó Ferrer: "El acceso de la mujer al trabajo es un camelo y un engaño: somos doblemente trabajadoras en la vertiente profesional y en casa. Y si no lo hacemos nos pesa cada mañana en el cuerpo como una mochila de culpa", lamentó.