La Clínica Rotger y el Hospital Quirónsalud Palmaplanas ya están en disposición de ofrecer a sus pacientes oncológicos el sistema Oncobel-Paxman: un gorro que mantiene el cuero cabelludo a una temperatura de menos cuatro grados durante los tratamientos quimioterápicos evitando la pérdida del cabello que suele producirse durante estas terapias.

"Podríamos empezar ya", recalca el oncólogo Antonio Arriví, jefe de los Institutos Oncológicos de la Clínica Rotger y de Quirónsalud Palmaplanas, las dos clínicas privadas que ya están en disposición de ofrecer a sus pacientes con cáncer un novedoso método aprobado por la FDA (la agencia del gobierno de EE UU responsable de la regulación de medicamentos) en abril de 2017 y que evitaría que una buena parte de los enfermos que se someten a tratamientos de quimioterapia pierdan su pelo. Una circunstancia que no solo produce un importante daño estético para estas personas, sino también psicológico.

"Seremos los primeros en ofrecerlo en Mallorca ya que en la pública no se ofrece porque no está indicado en el Sistema Nacional de Salud (SNS)", continúa Arriví, que subraya que se "trata de un método que evita tener que recurrir a las pelucas y con un coste ostensiblemente menor".

El paciente debe colocarse un gorro de silicona similar al que se usa en las piscinas pero de mayor grosor y que está dotado con un circuito cerrado de enfriamiento que mantiene el cuero cabelludo a una temperatura de menos cuatro grados, explica el especialista.

"Debe ponérselo media hora antes de iniciar el tratamiento, en el transcurso del mismo y permanecer con él durante hora y media después de acabada la quimioterapia", detalla Arriví explicando a continuación que, con este enfriamiento, se evita que el riego sanguíneo, con los citostáticos (fármacos quimioterápicos) circulando por él, lleguen hasta el folículo piloso. Una sesión de quimioterapia se puede prolongar entre treinta y cuarenta y cinco minutos, añade.

El director de los institutos oncológicos de estas dos clínicas privadas sostiene que este nuevo método es aplicable a todo tipo de terapias, las más agresivas y las que lo son menos. En las quimios más agresivas ha demostrado una eficacia de cerca del 50%, esto es, que uno de cada dos pacientes concluyen los tratamientos sin perder su cabello, se congratula este especialista que recuerda que en los ciclos más agresivos de estas terapias es habitual que en la primera semana de tratamiento el pelo haya desaparecido totalmente. "Y en los menos agresivos el porcentaje de éxito alcanza el 80%", añade.

Antonio Arriví advierte no obstante que hay que diferenciar la pérdida de pelo de la pérdida del volumen del cabello. "En estos tratamientos es habitual perder inicialmente entre un 10% y un 20% del volumen del cabello, pero es algo que externamente no se percibe", concluye el responsable oncológico no sin antes comprometerse a devolver el coste íntegro de este nuevo método a todo usuario que pierda su pelo en los dos primeros meses del tratamiento.

Además, acaba, tiene un coste sensiblemente inferior al desembolso que hay que realizar para adquirir una peluca que disimule este deprimente efecto indeseado de la quimioterapia.

Hipotermia

El sistema de enfriamiento del cuero cabelludo Oncobel-Paxman funciona bajo el principio de que la reducción de la temperatura o hipotermia y supone una disminución del aporte de flujo sanguíneo a la zona de la cabeza. De esta forma, las células capilares sufren una menor exposición a los fármacos quimioterápicos y sufren menos efectos adversos.

El gorro de silicona que debe colocársele al paciente está equipado con sensores que controlan la temperatura y que a su vez están conectados a una unidad de enfriamiento con un líquido refrigerante que circula de forma homogénea y constante a menos cuatro grados centígrados. Mediante este enfriamiento antes, durante y después de la administración de los citostáticos se consiguen los dos principios que permiten prevenir la caída del cabello.

A saber, una reducción del metabolismo celular que permite que las células del folículo piloso entren en fase de hibernación, de forma que prácticamente no necesitan alimento u oxígeno, reduciendo así la impregnación de citostáticos que circulan por la sangre.

Un segundo efecto beneficioso es que el enfriamiento produce una vasoconstricción de los pequeños vasos arteriales, reduciendo significativamente el flujo de sangre que llega a los folículos pilosos y consecuentemente se minimiza la llegada de sustancias tóxicas a las células encargadas del crecimiento capilar.

Desde los centros sanitarios privados se recalca que el tratamiento es totalmente indoloro y que los diferentes equipos de enfermería han sido formados y capacitados para la correcta colocación del dispositivo.

Por último, resaltan que para el paciente supone un indudable refuerzo de la autoestima y un impulso psicológico muy positivo para superar el tratamiento oncológico y recuperarse de la enfermedad el poder iniciar la quimio sabiendo que podrá mantener su propia imagen, sufriendo el mínimo daño estético y evitando la caída del cabello.