Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Cómo acaba la gentrificación de un barrio?"

El desenlace es la conversión en un barrio de clase media acomodada, que atrae a inversores y turistas. La parte oculta es el desplazamiento de anteriores residentes.

¿Y qué es la gentrificación?

Es sobre todo lo que no se ve, la precariedad de quienes tienen una vida cada vez más difícil, no llegan a fin de mes y han de marcharse del barrio. La gentrificación supone una carga emocional que puede llegar al suicidio.

El pasado de la gentrificación en Palma

Fue el proyecto urbanístico privatizador de sa Gerreria, con la entrada por primera vez de capitales exteriores en el barrio.

El presente de la gentrificación palmesana.

Consiste en el cambio del uso residencial a turístico.

¿Y el futuro gentrificador?

Vamos hacia una Palma cada vez más polarizada, y hacia otra burbuja inmobiliaria, pero ahora concentrada en el alquiler.

¿Cuándo estallará esta burbuja?

Todavía se está inflando. Fructifican las estrategias que llevan a las Socimis de inversión inmobiliaria a comprar masivamente, incluso vivienda social.

¿Los antiguos residentes se resignan a gentrificarse?

El proceso genera subjetivización. El malestar de las personas cargadas antes con hipotecas, y de quienes hoy no pueden pagar el alquiler, son dos versiones del mismo fenómeno. O se agota en lo individual, o se organiza colectivamente para luchar contra la situación.

Se expulsa a inquilinos que pagan religiosamente.

Te sacan indirectamente. El entramado político de la burbuja de alquileres modificó durante esta década la Ley de Arrendamientos Urbanos, reduciendo los contratos de cinco a tres años. Transcurrido este plazo, te lo suben a un precio que no puedes pagar.

¿Ha sido usted víctima de la gentrificación?

Vivía en el centro de Palma, y no estaba a gusto por la turistización.

¿Es un problema solo para mallorquines pobres?

Es un problema colectivo, la falta de vivienda no solo afecta a quienes la padecen. Durante la burbuja

de la vivienda en propiedad, podías malvivir del alquiler, ahora ni eso. La vivienda se ha convertido en un medio de producción en el sentido marxista, puesto que determina las clases sociales.

¿Cuáles son las nuevas clases?

La clase de unos propietarios de viviendas cada vez más ricos y de unos no propietarios cada vez más pobres. Ya están empobrecidos de partida, salen en desventaja, todo se les hace más complicado.

¿Palma es la mejor ciudad del mundo para vivir todo el mundo?

Tiene que haber límites de población, pero volvemos a la misma cuestión. ¿Para vivir quién, o cómo?

Numerosos países ponen límites a la venta de casas a extranjeros.

No creo que se resolviera el problema. Las raíces de la situación no se hallan en que compre un sueco, que tiene mejor salario. Si los hoteleros mallorquines compran vivienda masivamente, estaremos en el mismo punto. No es una cuestión de nacionalidades, sino de clases.

¿'Airbnb' ha disparado el precio de los alquileres?

Sí, y lo hemos estudiado. Es un mecanismo que necesita desposeer de viviendas, para cambiar su uso y embellecer la ciudad. El espacio gana en atractivo, y se revaloriza sin "gente que da mala imagen".

La economía colaborativa se inventó para gente como usted.

No creo que sea colaborativa, la mayoría de anfitriones de airbnb no son personas sino empresas. Se trata de reinventar las estrategias agotadas con la burbuja inmobiliaria, y ahora dirigidas al alquiler.

Se doctora con 'L'espai urbà del capitalisme', donde presuponemos que el capitalismo es malo.

El capitalismo genera desigualdades.

Y no tiene alternativa.

El municipalismo puede ser una forma de organización diferente. La vivienda en propiedad o alquiler, en ambos casos dentro de la trama financiera, no es lo único que existe. El veinte por ciento de la población de Dinamarca vive en cooperativas de residencias.

La ecología ha desaparecido del mapa de las preocupaciones políticas.

Hay más conciencia de que no es solo conservacionismo. Coge fuerza una ecología social y política.

En Singapur no se vive tan mal.

No me preocupa tanto la ciudad-isla como las relaciones sociales que hay detrás de ella, de clase y de género. El sistema de toma de decisiones urbanas es patriarcal, está masculinizado y consolida los ejes de dominio que prevalecen.