Un grupo de policías del cuartel de San Fernando está organizando, a través de canales no oficiales, una concentración de apoyo a los tres compañeros que la próxima semana serán juzgados bajo la acusación de cometer actos de homofobia contra una compañera lesbianahomofobia contra una compañera lesbiana. La intención principal de esta iniciativa es llenar la sala de público y dejar claro a los tres policías locales acusados, que no están solos. Tanto el tribunal, como la fiscalía, ya tienen conocimiento de esta movilización y no se descarta que se pidan refuerzos para aumentar la seguridad.

Esta convocatoria, que empezó hace ya varias semanas, tendrá una respuesta por parte de un grupo de feministas que también se va a concentrar frente al edificio judicial para mostrar su apoyo a la policía que denunció estas prácticas homófobas. Sonia Vivas, la denunciante, está llamada a declarar como principal testigo, para que explique al tribunal la persecución laboral que describió en su denuncia, que es el principal objeto de este juicio.

Esta asociación feminista ha solicitado permiso a la Delegación del Gobierno para desarrollar esta manifestación de apoyo a Sonia Vivas. Ya se ha autorizado y se va a celebrar frente a las puertas de la Audiencia. Las fuerzas de seguridad están alertadas ante un posible enfrentamiento entre ambas partes, por lo que se justifica este incremento de las medidas de seguridad.

Los tres funcionarios de la Policía Local que serán juzgados son el excomisario Rafael Estarellas y los agentes Rafel Puigrós y Alberto Juan. Los dos últimos estuvieron varios meses en prisión preventiva. Están acusados de delitos contra la integridad moral, omisión del deber de perseguir delitos, lesiones psíquicas, denuncia falsa, falso testimonio, intento de presentar testigos fraudulentos y contra la administración de justicia. La fiscalía pide penas que suman 24 años de cárcel.

La policía Sonia Vivas denunció que durante años, mientras estuvo destinada en la unidad motorizada, fue víctima de una persecución laboral por su condición sexual. Y acusó de estas maniobras a sus compañeros Puigrós y Juan, que encabezaron todas las iniciativas para humillarla porque era lesbiana. La agente detalló que fue víctima de todo tipo de comentarios despectivos y que casi siempre se dirigían a ella llamándola "boyera de mierda" o "tijeritas". También hacían juegos para menospreciarla por su tendencia sexual. Al mismo tiempo, según denunció la agente, Puigrós rompió varios huevos sobre el sillón de la moto oficial que conducía y después le comentó si "le había gustado la tortilla". También acusó a sus compañeros de desinflarle las ruedas de la moto.

Mofas

La mujer denunció esta situación al entonces comisario Estarellas, el número 2 en el escalafón del cuartel de San Fernando. La agente mantiene que el comisario, en vez de salir en su defensa e investigar los hechos que denunciaba, se mofó de ella y le comunicó que si no estaba contenta en esta unidad, que se buscara otro destino, pero que hiciera un informe diciendo que no era apta. Los tres acusados siempre han mantenido que estos hechos no son ciertos.