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"Me siento estafada y con una gran impotencia"

Los coletazos del cierre de la aerolínea se dejan sentir aún entre los pasajeros que tenían billetes para Viena

"Me siento estafada y con una gran impotencia". Habla Maria de Lluc, un mallorquina que, por los pelos, ha conseguido un billete a última hora para llegar a Viena (Austria) para reunirse con su hijo en estas fechas de sobresaturación en los cielos.

Su caso ejemplifica los trastornos que han sufrido los miles de pasajeros que tenían su billete para viajar con Niki durante el periodo navideño. La quiebra de la aerolínea les ha obligado a buscarse la vida, y no siempre con éxito.

27 de diciembre

La gincana de Maria para viajar en estas fechas empezó con la noticia que saltó el pasado 14 de diciembre: Niki dejaría de volar. "Yo tenía un billete de ida para el 27 de diciembre y dos de vuelta para el 3 de enero, porque regresaba a Mallorca con mi hijo", relata. Tras el 14 de diciembre, sin embargo, sufrió una absoluta desinformación. "Yo no recibí ningún mail de cancelación. Y llegué a pensar que no lo habrían cancelado", continúa. Como nadie le daba explicaciones, Maria entró en la página web de Niki. Allí se encontró con una escueta información en la que se informaba del cierre de la aerolínea y se emplazaba a los afectados a ponerse en contacto con unas compañías que colaborarían para cubrir el hueco dejado por Niki, sobre todo en sus conexiones con Alemania, Austria y Suiza. Las compañías son Condor, Eurowings, Germania, Lufthansa, y TUI fly.

Maria anotó los teléfonos y llamó y volvió a llamar, encontrándose con líneas ocupadas. En busca de más información, se acercó a la oficina de Niki en el aeropuerto de Palma. Se la encontró cerrada y con un cartelito colgado que le ofrecía la misma explicación que el mensaje ya citado de la web.

Perseverando, logró aplacar sus nervios consiguiendo un billete de ida para Viena a un precio aceptable, sí, pero nada que ver con los de vuelta: 500 euros y con escala en Barcelona. "En total, calculo que me habré gastado unos mil euros en los billetes", lamenta Maria, quien asegura que lo primero que hará cuando vuelva de Viena será presentar una reclamación.

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