Dos horas necesitó ayer la exdirectora general de Turismo, Pilar Carbonell, para convencer al juez Penalva de que jamás había beneficiado desde su cargo público al empresario Bartolomé Cursach. Carbonell tuvo que explicar el contexto de las conversaciones telefónicas que mantuvo con el ejecutivo Tolo Sbert, en las que parece que la expolítica se implica personalmente para resolver cuanto antes un expediente que se está tramitando en la conselleria sobre el local del Megapark. "Yo no he beneficiado ni a las empresas del señor Cursach ni a ningún otro administrado que se ha puesto en contacto directamente conmigo". Así de enérgica se mostró a su salida del juzgado.

Carbonell tuvo que abandonar la dirección general después de su imputación por el caso Cursach. Sin embargo, ayer se mostró convencida de que había podido demostrar su inocencia y que el juez la exculpará. "Yo estoy tranquila de cuáles han sido mis actuaciones y mis funciones. Quiero defender mi inocencia porque en el tiempo que yo he estado, en estos dos años y cuatro meses como directora general, ni el grupo Cursach ni ningún otro se ha beneficiado de ningún trato de favor, de ninguna aceleración de ningún expediente. Hemos trabajado con diligencia y con eficacia", señaló.

La exdirectora general explicó que conocía a Sbert, por su anterior etapa en la empresa privada, pero no conocía de nada a Cursach, solo últimamente cuando está apareciendo en la prensa. Reconoció que había recogido personalmente el expediente de Cursach de la oficina del Palma Arena, pero que ello respondía a los fallos de organización en el servicio de ordenanzas. "He recogido el expediente de Cursach, pero también muchos más. No solo lo he hecho yo, sino también otros funcionarios", aclaró.

También rechazó la acusación que le dedica la Policía, en el sentido que aceleró la tramitación del expediente de Cursach y lo resolvió en diez días, cuando lo habitual es que esta tramitación se prolongue más de dos meses. Aclaró que el expediente entró el día 8 de noviembre y no salió resuelto hasta el día 18 de enero, es decir, habían trascurrido más de dos meses. Señaló que era fácil demostrar el dato a través de la fecha de entrada y salida del expediente.

También aclaró que ella firmó dicho expediente una vez que dos técnicos distintos hubieron realizado los correspondientes informes. Admitió que no conocía el contenido de dicho expediente, porque "es imposible leerlo todo". "La mía es la tercera firma después de dos informes previos de arquitecto y jefe de departamento. Qué es lo que pide no tengo ni idea, no lo miro. Solo me faltaría tener que leerme todos los expedientes que son carpetas y carpetas, sería imposible. La directora general no haría nada más", dijo.

Carbonell negó que tuviera conocimiento de que el antiguo jefe de Inspección de Turismo también pudo dispensar un trato de favor a Cursach.