Tras haber registrado ya cuatro señales de ondas gravitaciones provocadas por la fusión de agujeros negros, las colaboraciones científicas LIGO y Virgo volvieron a asombrar este lunes al mundo con un nuevo hallazgo: ésta vez han detectado ondas gravitacionales procedentes de una “espectacular” colisión de estrellas de neutrones que tuvo lugar hace 130 milones de años. Los modelos desarrollados por investigadores del grupo de Relatividad y Gravitación de la Universitat han sido “esenciales” para la localización de esta señal.

Las ondas gravitacionales son alteraciones del espacio tiempo provocadas por los fenómenos más violentos del cosmos. Las predijo Albert Einstein hace un siglo y en febrero de 2016 la colaboración internacional LIGO anunció al mundo que había detectado por primera vez una de estas ondas y que se iniciaba una nueva era, la de la astronomía gravitacional, que en poco más de un año ya ha demostrado que es muy prolífica.

El grupo de la UIB que lideran Sasha Husa y Alicia Sintes es la única representación española que ha colaborado con LIGO desde antes de la primera detección, aunque ahora también trabaja en el proyecto Virgo el grupo de José Antonio Font de la Universitat de Valencia.

El Gobierno informa del hallazgo

Junto al secretario general de Ciencia e Innovación, Juan María Vázquez; Sintes y Font fueron protagonistas en la rueda de prensa organizada por el ministerio de Economía, Industria y Competitividad en Madrid para dar cuenta del histórico descubrimiento.

La señal fue detectada el pasado mes de agosto. Las estrellas de neutrones son las más pequeñas y densas de las estrellas conocidas y se forman cuando hay estrellas más masivas que explotan en forma de supernovas. Hace aproximadamente 130 millones de años, dos estrellas de neutrones se encontraban en sus últimas órbitas espirales, separadas la una de la otra por solo 300 kilómetros, e incrementando cada una su velocidad mientras iban acercándose cada vez más la una a la otra. Según iban girando cada vez más rápido y más cerca, se iban deformando y distorsionando el espacio tiempo circundante, emitiendo energía en forma de “potentes” ondas gravitacionales, que pudieron ser detectadas por los precisos y sofisticados detectores de VIRGO y LIGO durante cien segundos.

Al colisionar, habían alcanzado una velocidad equivalente a una tercera parte de la velocidad de la luz y la mayor parte de las dos estrellas de neutrones se fusionó en un objeto “ultradenso” a la vez que emitía una “bola de fuego” de rayos gamma, que pudo ser observado desde la Tierra. En los días y semanas posteriores a la cosión también se detectaron otras formas de luz o radiaciones electromagnéticas, incluyendo rayos X, ultravioletas, óptica, infrarrojos y ondas de radio.

Ha habido consecuencias en todo el especto electromagnético, lo que LIGO y VIRGO consideran un “acontecimiento cósmico que marca el inicio de la astronomía de multimensajeros con ondas gravitacionales”.

“La naturaleza es muy generosa”

“La naturaleza ha vuelto a ser muy generosa con nosotros al situar este acontecimiento especial a una distancia notablemente cerca de la Tierra”, ha comentado emocionada Sintes, “y en el momento en que había tres detectores de LIGO y VIRGO funcionando”.

Su grupo contribuye principalmente con esta iniciativa internacional (que agrupa a más de 1.200 científicos) con estudios y búsqueda de sistemas binarios de agujeros negros y estrellas de neutrones en rotación.

Husa ha valorado que el anuncio de este lunes “marca la culminación de casi una década de trabajo en la UIB desarrollando modelos de ondas de fusiones de binarias compactas, lo que ha ayudado a dirigir los telescopios en la dirección correcta”.