Un testigo propuesto por la defensa, el biólogo Bartolomé Planas, ha explicado al juez Enrique Morell que hace 16 años el catedrático de la UIB Pablo Escribá, investigado por una presunta estafa agravada, le proporcionó, de manera gratuita, un antecesor del Minerval para que lo tomara su hermana, enferma de cáncer y con dos tumores de metástasis.

Según Planas, el producto, una molécula natural nunca se había facilitado a humanos y dio muy buenos resultados con su hermana, a la que le habían dado apenas unos meses de vida y sufría crisis epilépticas por los tumores. "Mi hermana pudo vivir dos años más gracias a este producto y a que pudieron intensificarle la quimioterapia y la radioterapia porque le desaparecieron las metástasis. Estamos muy agradecidos al doctor Escribá, que no nos cobró nada y nos facilitó el producto que él estaba usando en sus investigaciones, calculo que lo que nos dio valía unos 15.000 dólares", ha explicado el testigo en los pasillos del juzgado.

La familia realizó después una donación simbólica de unos 2.000 euros a la fundación Marathon, vinculada a Escribá y que impulsa la investigacion biomédica.