Pablo Escribá, el catedrático de la UIB que está acusado de estafar a decenas de enfermos ofreciéndoles una solución para curar el cáncer, mantuvo ayer su inocencia ante el juez Enrique Morell. El profesor admitió que había vendido el Minerval (el nombre comercial con el que se conoce este producto), si bien aseguró que nunca lo promocionó como fármaco ni como una solución para curar el cáncer. El investigador calificó este medicamento experimental como un complemento nutricional, con el que se conseguía efectos terapéuticos, nunca curativos, para los pacientes que sufrían esta enfermedad.

Defendido por el abogado Santiago Fiol, el catedrático de la UIB sostuvo ayer que el Minerval se trata de un producto patentado y de venta legal en Europa desde hace más de una década y aseguró que nunca ha intentado enriquecerse con su venta. Según aclaró su abogado al concluir el interrogatorio, el Minerval se comercializaba a precio de coste. Es decir, los 25.000 euros que pagaba el cliente por un kilo de este producto, era el coste que representaba su fabricación. Por este motivo, la defensa insistió en que no puede hablarse de estafa al no existir ni engaño ni enriquecimiento ilícito. No lo piensa así la acusación, que mantiene, basándose en los informes de la Policía, que el catedrático, junto a su compañero Xavier Busquets, vendía el Minerval como un medicamento con efectos para curar el cáncer y que se aprovechó de la desesperación de los afectados por esta enfermedad, que buscaban como último recurso una solución a su dolencia, logrando de esta forma beneficios millonarios.

Para demostrar que nunca se ha enriquecido con la comercialización del citado producto, el catedrático entregó una factura que acreditaría el coste económico que representa la fabricación del Minerval.

Escribá declaró ante el juez Morell y la fiscal Concepción Ariño después de que lo hiciera su compañero, el también catedrático de la UIB, Xavier Busquets. Aunque ambos mantienen la misma línea de defensa, al sostener que nunca hubo engaño en la distribución de este producto. Los dos profesores evitaron saludarse cuando se cruzaron en el pasillo del juzgado. Busquets, defendido por el abogado Andreu Rotger, también negó que hubiera existido engaño en la comercialización de este producto e insistió en que nunca se vendió como fármaco y mucho menos como una solución para curar el cáncer.

El magistrado también interrogó a la mujer de Escribá, que supuestamente colaboró con su marido en dar a conocer este producto por internet, si bien su declaración fue muy breve.

Afectados

El juez tiene previsto tomar declaración en los próximos días a los perjudicado, que han denunciado ante la Policía que compraron para sus familiares un producto que se les vendió como una solución para curar el cáncer. La declaración de estos denunciantes no coincide con la versión de los dos catedráticos, ya que siempre han mantenido que les vendieron el Minerval como una medicina y no como un complemento nutricional.

Por otra parte, a pesar del anuncio que realizó la UIB, diciendo que se personaría como acusación en esta investigación, ningún abogado en representación de la Universitat acudió a las declaraciones. Un grupo de afectados está pensando unirse para ejercer una acusación conjunta.