Solo falta que el pensamiento descienda a las manos: Balears tiene por fin un plan para superar la cara amarga de la insularidad, esa que aisla, lastra la economía, castiga el bolsillo familiar, torpedea a las empresas exportadoras y socava hasta el crecimiento formativo de los estudiantes de la isla. La receta contra semejante cúmulo de enfermedades socioeconómicas la ha elaborado en la facultad de Economía de la Universitat, dentro de un equipo dirigido por José Luis Groizard en el trabajaron Lluís Bru, Francisco Oliver y María Santana, apoyados por economistas que en algunos casos gestionaron las cuentas del Govern con distintos partidos, como Carles Manera, Joan Roselló o Antoni Costa. La propuesta, entregada a la Conselleria de Hacienda del Pacto en diciembre, está a la espera de que el equipo de la consellera Cladera la convierta en una reivindicación colectiva de unas Balears que quieren dejar de ser islas, al menos en lo que se refiere a recursos, economía y servicios. Estas son algunas de las propuestas contenidas en un detallado trabajo de 221 páginas:

Archipiélago vertebrado: Rutas entre islas para residentes y forasteros con un precio máximo mucho más bajo

Nada define mejor la insularidad que la absoluta dependencia a la hora de moverse. Eso de coger un coche e irse a Sevilla, Munich o la provincia de al lado está al alcance solo de esos mismos continentales que no acaban de entender lo que supone vivir en un isla. Quedaba claro en la pasada cumbre mundial de islas, celebrada por primera vez en Calvià: si algo tienen en común los territorios insulares de todo el planeta es la dificultad para conectarse al mundo y la frustración que genera intentar que lo entienda quien toma las decisiones desde el continente más cercano.

Para superar la situación, el equipo de Groizard sugiere estimular la movilidad entre islas con nuevas Obligaciones de Servicio Público, el mecanismo por el que se recurre a aerolíneas privadas para cubrir rutas clave en las que se fija un precio máximo por billete. Solo que plantean precios más bajos que los actuales 130 euros, básicamente porque el planteamiento actual no está funcionando. Recomiendan además que ese precio reducido sea para todos los pasajeros, residentes y no, una vía para cohesionar el archipiélago.

¿Cómo pagar esas rutas más baratas para más gente? Pues en parte con lo que se ahorrará de aplicar el descuento de residente en esas rutas. Y en parte de un proceso abierto y más atractivo que estimule la competencia entre aerolíneas por estas rutas, ofreciéndoles opciones como hacerse conjuntamente con varias conexiones interinsulares y con el continente.

Vuelos a precio justo: Reformular el descuento de residente para que sea una subvención superior al 50%, pero con precios máximos

Diversos economistas han acreditado en los últimos años que el descuento de residente no beneficia al viajero insular en cuantía similar a lo que cuesta. De esos informes se hace eco el estudio presentado al Govern, que recalca que la bonificación actual "acaba encareciendo los precios del mercado y aumentando los precios que observan los residente al efectuar sus compras". Eso tiene dos efectos, "que una importante proporción del presupuesto del Ministerio de Fomento vaya destinada a sufragar la adquisición de billetes excepcionalmente caros" y "que la bonificación al residente acaba reduciendo el precio que este paga en menor proporción que la reducción del coste que soporta la compañía aérea". O Dicho de una forma más burda y simplificadora: las aerolíneas aprovechan el descuento para subir el precio en las rutas afectadas por descuento, como ha denunciado este diario en más de una ocasión.

¿Soluciones? Varias. Proponen al Govern elevar el porcentaje de subvención por viaje, de modo que pase del 50% actual a una proporción mayor (Canarias está negociando ahora un 75%). Además, para evitar que el descuento siga sirviendo sobre todo para que las aerolíneas suban tarifas en las rutas con más residentes, sugieren dos posibles opciones. Primera: que el descuento, en vez de aplicarse sobre la tarifa y entregárselo a la aerolínea, se convierta en un pago fijo por residente o un cupón de vuelo para el viajero insular. Y segunda: fijar un precio máximo sobre el que se aplica esa subvención (forma de evitar, de paso, fraudes como los que se han detectado en al menos una aerolínea, que con la excusa de regalar billetes o patrocinar equipos deportivos luego le pasaba la mitad del coste del billete más caro posible al Ministerio de Fomento). Con estas ideas, dicen, se ahorrará en subvención y ese dinero podrá destinarse a elevar la bonificación por viajar a las islas.

Menos tasas: AENA hace caja con Balears, sugieren una drástica reducción de los peajes a los isleños

No hay aeropuerto más rentable para la empresa que gestiona los aeropuertos, AENA, que el de Palma, una máquina de generar beneficios (ocultan los datos hace ya dos años, pero rondan los 200 millones de beneficio anual en Mallorca). Ese dinero no redunda en la isla que atrae y atiende con sus servicios públicos y sus recursos naturales a los viajeros. En el trabajo presentado al Govern se abordan estas cuestiones, con datos que explican el desequilibrio entre lo que AENA y el Estado obtienen y lo que luego aportan: la empresa semipública (el Gobierno Rajoy privatizó el 49%) ingresa por tasas en temporada baja 49,4 millones solo en las rutas que parten desde Madrid y Barcelona a Palma, Maó y Eivissa, una cifra que rebasa con creces la inversión media anual de AENA en mejorar los aeropuertos. Y también supera, por ejemplo, lo que dedica el Estado a resortes medioambientales tan básicos como la depuración de aguas.

Los investigadores ponen un ejemplo que explica la disfunción: AENA factura tanto en tasas en la ruta entre Madrid y Maó como cuesta al Estado la Obligación de Servicio Público. Y eso que es la ruta menos rentable para AENA: con Eivissa, y sobre todo, Palma (33 millones por invierno en tasas a residentes) la caja es mucho mayor. Por eso proponen unas tasas subvencionadas en los vuelos de Madrid y Barcelona con destino a las islas. ¿Por qué esas rutas concretas? Pues porque el Gobierno subió un 60% las tasas en los aeropuertos de Barajas y Prat, castigando aún más con ello a los viajeros que carecen de alternativa, es decir, los de las islas.

Con su propuesta, los investigadores creen que se lograría una reducción de precios que redundaría en los pasajeros y de paso incentivaría a las compañías a apostar por rutas con las islas en invierno (en verano, hay conectividad de sobra, vista la saturación de los últimos dos años y el récord de caja de AENA en Son Sant Joan).

Transporte marítimo: Balears quiere lo mismo que Canarias, ni más ni menos

La propuesta es bien sencilla: que el Estado se encargue, como hace en Canarias, de pagar el 50% de subvención al transporte marítimo de pasajeros, en vez del 25% actual. El descuento total en Balears es hoy del 50%, pero solo porque el Govern balear (es decir, todos los baleares) paga el otro 25%. Y eso, según explican los economistas que están detrás de la propuesta para superar la insularidad, carece de sentido: es pura incoherencia que se usen para combatir la insularidad los recursos de los propios isleños, cuando lo suyo es que el coste de la insularidad se reparta con quien no la sufre. "Eso supondría un ahorro para el presupuesto del Govern balear de 6 a 8 millones al año", todo un alivio para una comunidad que está siempre entre las dos que más aporta al Estado por habitante, pero se queda luego en la media a la hora de recibir.

Logística y exportación: Abaratar la llegada y salida de mercancías y reducir el sobrecoste de la exportación

Otra cuestión clave que analiza el documento elaborado para el Govern es el transporte de mercancías por mar, cuyo coste explica tanto la pérdida de competitividad que ha llevado a la fuga a empresas industriales exportadoras, como los precios más elevados por casi todo lo que consumen los residentes de las islas. Un dato incluido en el trabajo lo sintetiza: "La exportación desde Balears conlleva un arancel de entre el 74 y el 100% del valor de las mercancías exportadas. Es una desventaja competitiva que debe ser corregida".

¿Cómo? Con soluciones como equiparar la subvención por mercancías balear a la canaria: en el archipiélago africano la bonificación es del 50% del coste del flete mientras que en Balears se queda en el 35%, porcentaje que encima solo se aplica a mercancías de "atención preferente". Esto último significa que se está subvencionando en las islas un 13,8% de las mercancías, mucho menos de lo que toca y aún menos de lo que recibe Canarias.

Ofrecen una cifra: en 2014 la subvención fue de 1,14 millones de euros, equivalente al 3% de costes de flete, en vez de los 39,4 millones que deberían haber llegado. Por eso sugieren que en Balears se bonifique el 50% del coste de transporte de la mercancía transportada, y que ese porcentaje se aplique a todos los componentes del precio de viaje (incluidos servicios portuarios, por ejemplo). Y con una reforma fundamental: que el mecanismo incluya todo tipo de productos, no solo ese 13% hoy subvencionado.

Combustibles: Soluciones fiscales para las islas que pagan la gasolina más cara de Europa

Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera sufren la gasolina más costosa. Y no precisamente por tributos como el mal llamado céntimo sanitario (son en realidad 4,8 céntimos por litro): las islas también pagan por el combustible el precio antes de impuestos más caro de Europa. La Comisión de Mercados y Competencia estudia de hecho si las gasolineras están pactando tarifas y perjudican así al consumidor, pero, más allá de eso, una parte de la carestía del carburante está relacionada con su transporte a las islas.

En el estudio entregado al Govern a finales de 2016 se hace una cuenta: la insularidad supone un sobrecoste de 60 millones de euros al año para los baleares, que lo pagan cada vez que llenan el depósito. ¿Soluciones? No plantean de momento ninguna concreta, pero reclaman al Estado que analice las causas en profundidad y corrija este sobreprecio que lastra todavía más el desarrollo económico e industrial de las islas. Como ejemplo de posible solución citan el caso de Córcega, isla a la que Francia aplica un IVA sobre el carburante más bajo (13%). También lo hace España, pero solo con Canarias, claro.