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Opinión

La estafa es una religión en Mallorca

La estafa es una religión en Mallorca

No importa que se trate de la lista Falciani, de los papeles de Panamá, de la trama Gürtel o del Rural New Life de los Testigos de Jehová. Nadie pregunta si habrá afectados mallorquines, sino cuántos y cuánto tiempo tardarán en aflorar. A falta de que los economistas decidan si los estafadores buscan el dinero o si el dinero necesita de la estafa para mantener su poder, el tráfico monetario engañoso es en Mallorca una religión. La única verdadera.

Las estafas tienden a desembocar en Mallorca, pero Rural New Life se distingue de su infinitas predecesoras en la componente religiosa. Los Testigos de Jehová ejercen un celo extremado en la defensa de sus preceptos. Sin embargo, la expeditiva captación de tres mil clientes demuestra que la religiosidad no está reñida con la avidez económica, que los creyentes acostumbran a reprochar a los infieles.

Se necesita una fe superior incluso a la religiosa para confiar en el maná de rentabilidades superiores al diez por ciento, sustentadas en un tejido empresarial tan endeble que los 150 mil euros en activos debían sufragar una deuda de 28 millones. El abuso de la confianza en el culto compartido acentúa la desgracia de las víctimas y el ahínco delictivo de los estafadores. Sin embargo, también es obligado constatar que las virtudes esgrimidas por los Testigos de Jehová no aportaron una trinchera espiritual contra la maniobra crematística, de la que son víctimas más propicias los materialistas de toda laya.

Rectores de los testigos de Jehová fueron susceptibles a la tentación del becerro de oro. Lo construyeron con hojalata, y han sido condenados tras arrastrar con artimañas a sus feligreses. Si un catedrático de Empresariales como Borrell puede ser estafado por internet, ¿quién está a salvo, por estrecho que sea su vínculo o religación con la divinidad?

Nunca se predicó que la religión fuera un remedio contra las estafas, pero se asociaba la espiritualidad a un relajamiento de la dependencia del dinero. Pese al esfuerzo de potestades como el Papa Francisco, no abundan las pruebas del desnudamiento de las riquezas. La Audiencia de Barcelona y el Supremo sintonizan en que los estafadores explotaron la fe compartida. La religión más exigente consiste en moderar las expectativas. La mayoría de personas confían más en su dinero que en sí mismos. O que en sus dioses.

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