Hace unos años un conocido periodista mallorquín se atrevió a publicar un perfil de Tolo Cursach, donde apuntaba a que había sido investigado por tráfico de drogas sin que se hallaran pruebas en su contra. El hoy encarcelado ordenó a sus abogados que se querellaran por calumnias contra el periodista. Los letrados visitaron a los jefes de las Policías Judiciales del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil que certificaron que nunca se había investigado al magnate de la noche.

La querella quedó en nada, pero Cursach salvó su honor, un bien que ha quedado en entrediho tras el auto de ingreso en prisión del pasado viernes donde se le imputan gravísimos y numerosísimos delitos.

Un millón y medio de clientes

El Grupo Cursach Ocio nació, según publica su propia web, hace 40 años y es una empresa familiar creada y liderada por Tolo Cursach. Las cifras del holding son espectaculares: alrededor de 1700 trabajadores en temporada alta y un negocio de casi 1,5 millones de clientes.

Como buena empresa del siglo XXI y dedicada a los sectores de la restauración, la hostelería, discotecas y gimnasios Cursach Ocio maneja y posee marcas emblemáticas: Hotel BH Mallorca, BCM Hotel, BCM, Tito´s, Pachá, Megapark, Megarena, The New Paradies, Asadito, Linos,Wurstkonig, 800º celsius Steak House, Megasport y Megahealth.

"El compromiso de Grupo Cursach es la búsqueda de la excelencia en los servicios, la promoción de nuevas ofertas de ocio responsable que aporten valor a Mallorca y el impulso de la sostenibilidad turística", difunde la web del empresario acusado de dirigir una organización criminal.

Cursach empezó de recogepelotas en su juventud en el antiguo Mallorca Tenis Club, pero pronto destacó por su ambición y por su meta de forjar un imperio. En 40 años se convirtió en el magnate de la noche de la Bahía de Palma y un avispado empresario hotelero, de restauración y de los gimnasios privados de standing medio-alto.

Una de las constantes de su carrera ha sido reinvertir los beneficios de algunos de sus establecimientos y ampliar el espectro de sus negocios. Su imperio está dividido en cuatro divisiones de negocio: Cursach Hotels, Cursach Entertainment, Cursach Wellness y Cursach Restaurants.

Asociaciones empresariales

Aunque algunos testigos acusan a Tolo Cursach de maniobrar para entorpecer la competencia en sus negocios, Grupo Cursach Ocio forma parte de las principales asociaciones empresariales de hoteles, salas de fiesta, restauración o zonas turísticas como el Paseo Marítimo o la Playa de Palma o Magaluf-Palmanova donde posee sus establecimientos más emblemáticos y lucrativos.

Su imperio nació en el año 1970, cuando empezó a importar desde Inglaterra moda joven para vender en Palma y abrió su primera discoteca: Smash. Poco a poco fue adquiriendo nuevas salas de ocio nocturno hasta acumular más de 30 discotecas y convertirse ,ya en los noventa, en el rey midas de la noche. No obstante, en aquel momento su rostro apenas era conocido y su imagen, con el cabello recogido en una coleta, no era habitual de los medios de comunicación, aunque todo el mundo en Mallorca sabía a quién se refería cuando hablaba de Bartolomé Cursach.

Durante años apenas había fotografías públicas del sagaz empresario, pero Cursach decidió salir del anonimato cuando invirtió en clubes de fútbol como el Real Mallorca o el Atlético Baleares.

Perdió su tono discreto cuando entró en el Real Mallorca, club al que literalmente salvó de la ruina económica y que acabó presidiendo. El magnate de la noche recuperó la economía del club en uno de sus momentos más difíciles, la temporada 2001-2002 y consiguió evitar el descenso administrativo a Segunda División.

Su entrada en el club al lado de Mateu Alemany relegaba a una segunda posición al Grupo Zeta, ya de salida y sin motivación para invertir más. Y significaba el reto de mallorquinizar el club de Son Moix con la ayuda de Ramón Rosselló, hombre de confianza de Cursach y en ese momento ejecutivo de Bancaja. Rosselló llegó con el objetivo de convencer a las grandes fortunas de Balears para que invirtieran en el club.

En octubre de 2003 Cursach anunció su intención de vender sus acciones y abandonar el consejo de administración, lo que se hizo efectivo el 24 de julio de 2004. En la temporada 2011-2012 Cursach se hizo con el control del Atlético de Baleares, que se proclamó campeón de su grupo en Segunda B. Poco después también abandonó ese equipo.