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Ola de frío

"Lo peor ha sido el viento helado que ha hecho... te mataba"

Gasolineros, controladores de la ORA, barrenderos y jardineros se "forran" de ropa para sobrellevar las gélidas temperaturas que soportaron durante su jornada laboral de ayer

Nieve en Palma

Nieve en Palma

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Nieve en Palma I. Olaizola Palma

Trabajar en la calle durante el invierno en Palma no es, ni mucho menos, tan duro como en otras ciudades penínsulares. Aunque ayer no fue precisamente el mejor día para las personas que cada día completan su jornada laboral a la intemperie.

En Ciutat, el mercurio no sobrepasó en ningún momento los siete grados y a primera hora de la tarde los termómetros marcaban un desalentador valor de apenas dos grados, una temperatura que aconsejaba quedarse a resguardo en casa. Nevó, pero los copos no fueron lo suficientemente consistentes como para alfombrar las calles de nieve. Las temperaturas en altura no eran tan frías para darles la consistencia imprescindible, explicaron desde la Agencia Estatal de Meteorología.

Estas precipitaciones en forma de aguanieve propiciaron unos registros de hasta 2,6 litros por metro cuadrado en la estación de Portopí y de 2 en la del aeropuerto. Y el viento, que sopló sobre Palma con rachas de hasta 60 kilómetros por hora, no pasó desapercibido, como bien pudo atestiguar Miguel, un peón de limpieza de Emaya que ayer comenzó su jornada a las seis de la mañana.

"Lo peor ha sido el viento helado que ha hecho... te mataba. Lo he sobrellevado moviéndome hacia las zonas con solecito. Aquí lo malo no es el frío, sino la humedad que te cala los huesos", explicaba el barrendero que llevaba encima toda la ropa de invierno que le suministra Emaya para estos días, inusuales, de intenso frío en las calles.

También mal lo pasó José, encargado del mantenimiento y la apertura, cada mañana a las ocho, del Parc de ses Fonts. Bien abrigado, admitió que estaba al tanto de la previsión meteorológica de ayer que, en cierta manera, le sorprendió: "Generalmente en Palma las previsiones no se suelen cumplir, pero hoy (por ayer) sí lo ha hecho". José, atento a la previsión en una aplicación del móvil para que una racha de viento no echara por la borda su trabajo de amontonamiento de hojas, concluía que lo peor de su jornada fue "la sensación térmica, que ha sido muy fría y muy desagradable".

Javier, controlador de la ORA, confesaba que llevaba mucha ropa porque sus supervisores se encargaron de prevenirle el día anterior. De la misma manera que los responsables están pendientes de la intensidad de la lluvia o, en verano, del calor sofocante para ordenarles que se den un respiro y se pongan a resguardo de los elementos. "Hace mucho frío, pero se puede llevar. Mira, ahora me paso a la parte soleada de la calle", se consolaba.

Juan Antonio, junto a su cuadrilla, realizaba labores de pavimentación en la calle Alfons el Magnànim y revelaba su manera de combatir el frío: trabajando. "No estamos acostumbrados a este frío, que para trabajar es horrible. Pero no nos podemos quejar, en la península lo pasan peor", admitía.

Por último, el gasolinero José Antonio, que empezó a suministrar combustible a las seis de la mañana, decía llevarlo bien "porque vamos bien tapaditos y tenemos calefacción en la tienda. El problema son las manos. No podemos llevar guantes porque son inflamables", se lamentaba.

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