La Audiencia ha ordenado a un juzgado de instrucción que investigue si se han utilizado certificados médicos falsificados para conseguir una mayor puntuación en el proceso de escolarización de un centro escolar de Palma. Esta decisión responde a la denuncia de los padres de una niña que no logró plaza en este colegio concertado, porque otros alumnos tenían una puntuación mayor. La familia puso en duda la limpieza del proceso y descubrió que otros padres habían presentado informes médicos, certificando que sus hijos tenían una determinada enfermedad crónica (dentro del cuadro de dolencias que determina la administración educativa), que habían sido firmados, no por facultativos de Mallorca, sino de la península.

Por ello, presentaron una denuncia en el juzgado. El caso fue archivado por el juez, porque entendió que estos padres debían acudir a los juzgados contenciosos administrativos si tenían duda de la pulcritud del proceso de selección de alumnos.

Los padres, en realidad, ya habían acudido a la administración para quejarse de las irregularidades de dicho proceso. Esta denuncia motivó que se revisaran todos los expedientes de admisión de alumnos de este colegio de Palma. En esta revisión se averiguó que hubo padres que presentaron información falsa sobre el domicilio familiar o el lugar del trabajo. Estos domicilios ni siquiera se encontraban en la zona del colegio. Al detectarse estos errores, se corrigieron e incluso se llevó a cabo, por parte del colegio, una revisión de la puntuación. Aún así, la niña no pudo entrar en el colegio que pretendían sus padres. El centro insistió en que la menor, aunque había mejorado en el puesto de la lista de aspirantes para la obtención de una plaza, seguía sin tener la puntuación suficiente para ser admitida como alumna.

El juez de instrucción archivó el caso porque entendió que no existía delito. Pero los padres recurrieron esta decisión ante la Audiencia. La familia entendía que solo a través de un proceso penal se podía comprobar si se habían producido irregularidades en el proceso de obtención de estas plazas escolares. Los padres insistían que existían sospechas de corrupción, puesto que había familias que presentaban documentos falsos, como certificados médicos que no respondían a la realidad, para que su hijo pudiera tener plaza en el colegio que ellos habían elegido.

Los padres cuestionaban también que se estaba cometiendo un delito de prevaricación, al no permitirles tener una copa de los expedientes administrativos de este proceso de inscripción en este colegio concertado. Sin embargo, la Audiencia no interpreta que esta prohibición suponga dicho delito. En cambio, el tribunal respalda a los padres frente a las sospechas de delito que genera estos certificados médicos que habían aportado algunos padres. El juez no señala en ningún momento que estas enfermedades que se certifican a través de estos documentos oficiales sean ficticias. Sin embargo, sí son sospechosas. Hay certificados que no los firman médicos especialistas y otros documentos, en cambio, están rubricados por médicos que no ejercen en Balears. "Sin ser suficiente para extraer que estemos ante certificados falsos, sí que hacía sospechar de su veracidad", señala el auto.

El magistrado que ha resuelto este recurso entiende que "existía o existe la posibilidad de que algunos de los certificados médicos pudieran ser falsos o inciertos y su elevado número podría ser sugestivo de ello, como también que la intencionalidad de su mendaz aportación tuviera por objeto obtener alguna ventaja en el proceso de admisión". Con esta conclusión el tribunal justifica que se reabra el caso y se ordene al juez que retome la investigación. Se considera imprescindible que se recuperen todos los certificados y se compruebe si las enfermedades que sufren estos niños que han entrado en el colegio, que se señalan en el documento, son ciertas o son inventadas.

El proceso de admisión de los alumnos que entran en un colegio se rige por un sistema de puntuación, que tiene en cuenta varios conceptos. Los alumnos que padecen una enfermedad suman un punto más que el resto de escolares, lo que facilita su entrada en el colegio. La conselleria de Educación no acepta todas las enfermedades. Solo se reconocen determinadas dolencias. La más común suele ser la enfermedad celiaca, pero también se aceptan otras dolencias.

Sin embargo, muchas veces se ha denunciado que algunos padres de niños sanos han presentado certificados médicos falsos y así han logrado plaza en el colegio.