Solo la mente ágil (o retorcida, ponga usted el adjetivo) de un directivo de touroperador es capaz de hilar en una misma frase dos conceptos de apariencia tan antagónica como "turismo de calidad" y "derecho a la borrachera multitudinaria y callejera". Ni el ingenio del muñidor de excusas que convirtió la caja b de Bárcenas en un robo al PP daría para tanto. Pero no cabe subestimar la capacidad intelectual de esos touroperadores que han convertido Mallorca en una interminable Oktoberfest, mientras apelan al turismo sostenible. Tomen nota si no del ejemplo de estos días, en los que andan los alemanes preocupados con el botellón en Platja de Palma. Para que no haya confusiones, lo que preocupa es que el Ayuntamiento de Palma se lo cargue a base de multas, que montar la orgía en la calle es algo horrible solo si se hace dentro de Alemania. Lo que les asusta es que ahora las multas para el que se pase de vueltas van a ser de aúpa, más altas que la mordida de un policía local corrupto. Y eso sí que no. Que una cosa es hablar de civismo y otra aplicarlo sin ayuda de los Ángeles del Infierno. Por eso las caras de estupefacción en el sector turístico balear cuando, al ser preguntado por las multas al botellón en Platja de Palma, un directivo del grupo DER Touristik dijo, sin que conste chupito previo, que quieren que Mallorca invierta en hoteles de calidad, pero que a la vez se actúe "de manera moderada" con el alcoholismo inmoderado y callejero: "Platja de Palma tiene históricamente un tipo de cliente ligado a la fiesta que viene para esos fines y debe ser tratado de forma moderada". Junten calidad y borrachera y colegirán que lo que quiere este alegre directivo es que al acabar de emborracharse en la playa sus clientes sean convenientemente masajeados. Y todo de forma moderada: no hace falta que el masaje sea en uno de los prostíbulos del lugar. Que les dejen emborracharse en paz, que ellos pagan por hacer en Mallorca lo que no les dejan hacer en Alemania.

El alcalde defiende su 'ley un poco seca'

Un palmesano lo suficientemente temerario como para atreverse a ser alcalde de Palma respondió al germano con una frase antialcohólica que pecó de sobria, el muy coherente: "Palma tiene que ser destino de calidad, no de turismo de borrachera", decía el alcalde, José Hila, que tuvo incluso el tiento de no enfadar a alguien que está decidido a beber: "Pueden beber, claro, pero no en la calle. Se ha delimitado una zona en el que las multas son más altas, la primera línea. Lo pagan caro si se les pilla en primera línea, y un poco menos caro si es en otra zona, pero lo pagan". El alcalde de la "ley un poco seca", un habitual de la Ruta Martiana, recordaba además que las medidas son lo que les han pedido los comerciantes y vecinos de Platja de Palma, que al parecer están hartos de borracheras, vomitonas, delincuentes, trileros, proxenetas y touroperadores de mente ágil (o retorcida). Vaya usted a saber por qué se han hartado, los muy cívicos.

Mallorca bebe en Berlín

Hablando de beber, sepan que los mallorquines también beben bien cuando viajan. Lo demostraron en la fiesta de inauguración del hotel de Riu en Berlín, un establecimiento en el que dan ganas de quedarse a vivir, de puro bonito. Al grano: la juerga acabó a las dos (¿o eran las tres?) cuando solo quedaban mallorquines bailando. Hasta la mismísima Carmen Riu se sorprendió del vigor mallorquín. En cambio la parroquia alemana se centró más en un buffet tan bueno que alguno hasta se olvidó de beber cerveza, imagínense. No pregunten quien estaba cuando desalojaron la fiesta, que lo que pasa en la noche se queda en la noche, pero he de confesar que lo vi todo. Y algo recuerdo. Lo que les interesa se me ha olvidado. Tendré que revisar el vídeo?

Park Hyatt seduce en la ITB

Otra fiesta, está más tempranera y controlada, que era solo para alemanes y en Alemania: la de Park Hyatt y Cap Vermell, que montaron un sarao berlinés para presentar a agentes y medios germanos el nuevo hotel que abren en Canyamel. Era en otro hotel de bandera, el Gran Hyatt de Berlín. El evento se llenó . Les dieron jamón del bueno y comida mallorquina. También vino, claro. Así que se fueron contentos. Y contenta estará Mallorca de recibirlos en sus cinco estrellas.

La gran fiesta europea del golf será en Mallorca

Hablando de fiesta y de cinco estrellas, la isla será este año el escenario de otra bacanal, pero sin botellón: el congreso europeo de golf. La isla lleva años bebiendo los vientos por cazarlo y al final lo ha conseguido. Será en Son Termens del 14 al 17 de noviembre. Ayer lo presentaron en un acto en el que estuvo Carlton Carugati, presidente de la Global Golf Tourism Organisation, algo que suena a mucho dinero junto. Mueve 600 empresas de golf, 350 intermediarios, 100 periodistas especializados y grandes nombres del circuito profesional. Todos viajarán a Mallorca, isla que por una vez acogerá una convención al aire libre no alcohólica. Como esto siga tan sano y deportivo, cualquier día sirven agua en Punta Ballena, pero no lo digan muy alto, que a algún touroperador le da algo.