Los ciudadanos de las islas son cada vez menos pesimistas, pero siguen pensando mayoritariamente que la economía va mal. O eso refleja la última encuesta de la Fundación Gadeso, en la que el 61% de los baleares califican la actual situación económica de las islas de "mala", aunque un poco mejor que la nacional, que el 65% ven mal. Cuando piensan en 2016, tampoco se observa una mirada esperanzada. Cierto que los que creen que el año que viene será peor son menos que hace un año, pero siguen siendo muchos: solo el 29% de los ciudadanos consideran que la vida económica de las islas mejorará en 2016, mientras un 39% apuestan por que seguirá igual y un 13% dicen que irá a peor, con un 19% de personas que optan por no contestar a esta cuestión.

La encuesta, realizada a 900 personas (con un margen de error en los resultados del 3,3%), certifica que las causas que motivan la persistencia del pesimismo tienen que ver fundamental con el trabajo y la inseguridad sobre el empleo. De hecho, el 84% de los encuestados opinan que el trabajo que se crea en las islas es fundamentalmente temporal, con la precariedad como característica principal para el 78% de los ciudadanos. Tampoco hay una percepción alegre sobre los sueldos. Años de caídas ligadas a la crisis de paro y empleo de baja calidad llevan al 71% de los encuestados a asegurar que los salarios de muchos trabajadores son indignos. A los ciudadanos les causa desconfianza que se fíe la recuperación únicamente al turismo: el 65% creen que el sector no será capaz de absorber todos los parados de las islas, por muy bien que le hayan ido las últimas temporadas de récord de facturación y viajeros.

Con estas percepciones, extraña poco que el 39% de los mallorquines afirmen que en 2016 no se creará empleo, frente al 29% que dicen que sí. Y peor lo ven los menorquines, que en el 44% de los casos no creen en la generación de puestos de trabajo durante 2016. Más optimistas al respectos son en Eivissa y Formentera, que en general tienen más confianza en la evolución de su economía y su mercado laboral. Pese a todos los signos de persistencia del pesimismo, el índice de confianza de los consumidores sigue subiendo, aunque continúa en valores negativos. Así que Balears es pesimista, pero menos.

Cuando se les pregunta a los ciudadanos por su propia economía familiar, se observa un fenómeno curioso: pese a que el 61% de los encuestados respondieron que la economía va mal, solo el 31% dicen que su economía va mal. Aún así, aperas el 13% dicen que su situación es buena, con el "regular" convertido en respuesta del 56% de los ciudadanos. Lo que se mantiene casi sin variaciones es el número de hogares que declaran dificultades para llegar a fin de mes. Son el 40%, como hace un año. Y crece ligeramente los que dicen que están logrando ahorrar: son el 9%, frente al 6% de hace dos años. La situación más generalizada, eso sí, es la de los ciudadanos que viven de sueldos y de recurrir a ahorro del pasado: un 51% del total de los encuestados se declaran en esa tesitura.

Desconfían del optimismo

De cara al futuro, pocos creen que sus cuentas familiares vayan a empeorar en 2016 (apenas el 7%) y 2017 (2%), dato que explica en parte el repunte del consumo que lleva meses documentando el Banco de España. Y cada vez son más los que auguran que su economía mejorará: lo piensan el 22% de los ciudadanos de cara a 2016, y el 26% de cara al año 2017. Según el análisis de Gadeso, el bajo porcentaje de optimistas "demuestra que la mayoría de la población no ve un salida clara de la crisis y que, en general, se desconfía de la efectividad de las impopulares medidas adoptadas (basadas en la austeridad) y de los mensajes optimistas lanzados actualmente por el gobierno central".