Dos domingos atrás comentábamos el reportaje de la cadena estatal alemana ZDF que abría en canal la explotación hotelera de las camareras de pisos en Mallorca. Se ha convertido en el asunto de cierre de temporada, recuerde dónde lo leyó antes y pregúntese por qué ha tenido que enterarse del esclavismo en la colonia a través de la metrópolis prusiana.
Esta semana, la iniciativa ugetista de un plan contra las enfermedades de las empleadas de hostelería coincidía con el anuncio de la voluntad de los empresarios del sector de acoger a refugiados sirios. Los hoteleros se han comprometido adicionalmente a no tratarlos como a sus camareras, sobrecargadas de trabajo y sin apreciable aumento de sueldo en la mejor temporada turística de la historia. Como sin duda habrán declarado los responsables de la Junta Hotelera, "un refugiado no es un parado". Lo cual nos devuelve al chiste del incorregible Jaume Perich, "en España no hay racismo, porque no se trata a los negros como a gitanos".
Fatigados de que el Govern se sume a los hoteleros para adelantarnos en el resbaladizo terreno de la solidaridad, vamos a plantear una ecuación cruda. ¿Ha conseguido el Pacte III que no haya un solo enfermo mallorquín, forastero, extranjero o inmigrante ilegal en los pasillos de los hospitales ni en las listas de espera sanitarias? Una vez logrado este objetivo asequible a sus competencias, seremos los primeros en exigir que los empresarios turísticos y los gobernantes resuelvan los problemas del planeta.
No solo Rajoy habla de "la isla de Palma". Los taxistas de Son Sant Joan empiezan a estar hartos de recoger a parejas de turistas autosuficientes que les señalan un hotel determinado. El establecimiento no figura en la zona descrita ni en ninguna otra de la isla. El profesional del taxi les solicita la hoja de reserva por internet, y resulta que han comprado billete a Palma pero han hecho la reserva hotelera en Las Palmas. La inflación de este año se debe a que hemos recibido a miles de turistas que creían haber viajado a Gran Canaria.
Algo así le sucedió a Antoni Vera, el director general de Sanador Bauzá que viajó en taxi a Cáceres creyendo que seguía en Mallorca. Una vez en su destino, se dio un banquetazo a costa del contribuyente y sin justificación alguna, creyendo que estaba en su casa. Resacón en Cáceres. No mintió, simplemente es un alto cargo del PP. Por cierto, que este responsable de Cultura excepto Geografía del Govern conservador abre en noviembre restaurante en el Port d'Andratx. O en el Port de Cáceres, porque no distingue. Si se abren los cajones, se comprobará que no hay ninguna diferencia entre el Govern de Matas y el de Bauzá, que se compra un iPhone de 900 euros con fondos públicos a dos meses de las elecciones y no lo devuelve.
A propósito del reforzamiento de vínculos mallorquinoextremeños con fondos públicos, estamos un poco hartos de que Mallorca pida perdón a los caciques internos y externos. Por tanto, Miquel Ensenyat no habla en nuestro nombre cuando se disculpa por constatar una evidencia económica, que comemos mortadela para que regiones en teoría más pobres coman jamón. Es el difunto Gobierno extremeño de Monago quien debe pedir perdón a los mallorquines por su infecto documento "Lo que Extremadura exige a España", en el que encima debíamos agradecerle los millones trasvasados durante décadas. Por fortuna, el romance entre Rajoy y Francina Armengol ha desenterrado el Régimen Especial Balear, en la estela del acto entre sus predecesores Rodrigo Rato y Maria Antònia Munar, con el inolvidable Matas de padrino.
Supongo que la capa de basura que cubre los arcenes de las carreteras mallorquinas también procede del norte de África, al igual que los productos de desecho en las playas. Antes de importar residuos de otras geografías, ¿qué tal recoger y quemar los propios? A propósito, una benemérita institución palmesana convoca un acto y se jacta de que "vienen los dos alcaldes". A más de uno hay que advertirle que Antoni Noguera no es el alcalde de Palma aunque lo parezca, y que José Hila es el alcalde de Palma aunque no lo parezca.
Enhorabuena a la Audiencia Nacional por confirmar los 88 millones de euros de fianza civil a Luis Bárcenas, respaldando en todos sus extremos al juez Ruz. Comparen con los tribunales que se dejan impresionar por los títulos de los acusados, porque no han leído en La Celestina que "inicua es la ley que a todos igual no es". Casi escribo La Cristina, se me entiende todo.
La malhadada Fundación Impulsa solo ha servido para que brotara el amor entre la Govern y el Caeb. Siempre hemos sido ultrasensibles a los argumentos del corazón, imputado o no. La concentración en la desaparición de Sa Nostra ha permitido que pasara desapercibida la extinción del Banco de Crédito Balear, sustituido por un aparatoso 'Popular'.
La consellera Esperança Camps está harta de cocineros en IB3, canal de manipulación de alimentos y de noticias. Le alabamos el gusto, pero últimamente solo brillamos entre fogones. La lista de profesionales de la cocina que llevaron el domingo al Financial Times a diagnosticar que "Mallorca se está conformando como un centro gastronómico que rivaliza con los mejores de España", está compuesta por Josef Sauerschell, Marc Fosh -que el martes contó entre sus clientes a Francesc Fiol-, Tomeu Arbona, Xavier Ramos, Andreu Genestra, Maria Solivellas, Teresa Solivellas, Macarena de Castro. Todos ellos extraordinarios, en Mallorca la crítica a un chef puede costarte el puesto de trabajo. Dos revelaciones, la panadería Es Fornet de la Soca y el blat de xeixa.
Reflexión dominical siriaca: "En el caso del niño muerto en la playa, nadie ha preguntado por Dios".
