Miquel Riera, exconseller de Medio Ambiente, fallecido repentinamente, tenía especial interés en beneficiar a sus amigos, según se desprendió ayer en el juicio. Simón Galmés, el extesorero del partido político de Manacor que presidió Riera, detalló que fue el conseller el que le informó de los contratos públicos que impulsaba su conselleria y de los requisitos que debía presentar para lograr que le contrataran. Eran contratos que no se hacían públicos, se daban a dedo. Por ejemplo, Galmés conoció que se iba a contratar la compra de más de 2.000 sillas y que se buscaba a una persona para que se encargara de controlar a las empresas que se encargaban de la recogida de residuos en la Part Forana. En ambos casos se le eligió a él. Coloma Castañer señaló ayer que el exconseller Riera expresamente le indicó que se debía ayudar a Galmés porque "era amigo suyo y sufría penurias económicas". Galmés, que llegó a cobrar hasta medio millón de euros, defendió en todo momento su trabajo, señalando que incluso creó un programa informático para que este proyecto ambiental funcionara. Dijo que controlaba más de 1.600 puntos de recogida. "Me dijeron que yo sería los ojos del Consell de Mallorca", declaró.