La idoneidad de crear una facultad de Medicina pública en las islas no podía quedar fuera de este debate sanitario y, como en la sociedad misma, esta iniciativa contó con sus defensores y sus detractores.

Entre los primeros se alineó el doctor Alguersuari, que se preguntó: "¿Cómo nos van a ver desde fuera si no tenemos una facultad de Medicina? Si no la tenemos no vendrán especialistas a presentar un nuevo producto o una nueva técnica sanitaria", lamentó. "La facultad es algo posible y, además, no hay que construirla. Me dijeron Fèlix Grases (catedrático de la UIB y director de IUNICS), una persona de total solvencia, y Oriol Bonnín que el primer año de la facultad costaría 800.000 euros", argumentó el presidente del grupo Juaneda, que dijo no comprender cómo una comunidad tan rica como ésta no pueda hacer este desembolso para contar con este "germen" para nuevas iniciativas, hecho que calificó de "auténtica aberración".

Fernando Rotger discrepó en parte con su colega de la Juaneda al reclamar una facultad de Medicina "solo si es buena. Si la gente que la promueve habla de que son solo necesarios 800.000 euros para un curso, yo creo que esa cantidad solo serviría para pagar a los profesores, pero no para pagar la investigación que una buena facultad de Medicina necesita. Y si solo pagamos profesores, mal vamos".

El propietario de la Rotger confesó que confeccionó un listado de médicos que mostraban su interés en la facultad de Medicina solo para aumentar su curriculum siendo catedráticos. Es decir, no buscaban una buena facultad sino solo su crecimento personal.

Si no tiene calidad, no vendrá nadie, concluyeron los detractores de este proyecto sin un presupuesto sólido a sus espaldas. "Han hablado de empezar por el tercer curso pero, ¿qué estudiante va a cambiarse de facultad en tercero de carrera si no se trata de un centro de calidad?, se preguntó Carmen Planas.

"Siempre dará pedigrí pero yo siempre he visto la facultad no como algo útil para la sociedad sino para algunas personas de la sociedad", concluyó Francisco Vilàs.