El contable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, que en 2014 ya responsabilizó a Iñaki Urdangarin y Diego Torres de crear un entramado para saquear fondos públicos, asegura que, aunque constituyeron la entidad como asociación sin ánimo de lucro, "materialmente funcionaba como una mercantil".

En el escrito de defensa que ha registrado en el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, Tejeiro ratifica las manifestaciones que ya realizó en un escrito entregado al juez en julio del año pasado, cuando finalizó la instrucción de esta causa.

La defensa del cuñado de Torres pide la absolución de su defendido por entender que no cometió ningún delito, pero subsidiariamente indica que en todo caso sería cómplice de falsedad mercantil y documental y cabría aplicarle la atenuante muy cualificada de confesión, por lo que la pena sería de 1 año y 6 meses de cárcel y 3 meses de multa por un total de 900 euros.

La Fiscalía pide para él 2 años de cárcel y Manos Limpias 11, por malversación, falsedad, estafa, blanqueo, tráfico de influencias y prevaricación.

En su escrito de defensa, Tejeiro explica que el Instituto Nóos perseguía fines lucrativos porque su margen comercial no revertía en el objeto de la asociación, sino en las empresas privadas de Torres y Urdangarin.

Añade que se valía de la forma jurídica de asociación sin ánimo de lucro para conseguir los convenios con las administraciones públicas.

Tanto en el caso de Illes Balears Forum, que el Instituto Noos hizo en colaboración con el Govern balear, como en las cumbres Valencia Summit con el ejecutivo valenciano, la organización de los eventos fue inferior al importe recibido de los organismos públicos para su realización, según explica.

El que fuera contable de Nóos detalla en su escrito que el margen de beneficio de la actividad se dirigía hacia las sociedades propiedad de Torres y de Urdangarin mediante el giro de facturas.

Según Tejeiro, las facturas no respondían a servicios concretamente prestados sino que era el vehículo de Torres y Urdangarin para hacerse con los beneficios del grupo Nóos, con la finalidad de resarcirse sin retención por su dedicación.

Si bien era él quien hacía las facturas, Tejeiro asegura que no tenía autonomía ni iniciativa al emitirlas, sino que lo hacía siguiendo órdenes expresas.

El diseño de la estructura formal y material del grupo Nóos lo fijaron Torres y Urdangarin, que tenían "un poder de decisión absoluto", así como "un control total en sus ámbitos laboral, fiscal, contable y financiero", asegura el que fuera contable.

Según Tejeiro, la empresa propiedad al 50 por ciento de Urdangarin y la infanta Cristina, Aizoon, carecía de infraestructura de personal y de medios para realizar su actividad social y tenía la finalidad de vehicular los fondos recibidos por el Instituto Nóos. Algunas de las empresas de Torres tenían una modesta infraestructura.

Añade que él no participó en la gestación de ninguno de los convenios, pero supo que tanto en el Valencia Summit de 2004 como en Illes Balears Forum de 2005 se empezó a trabajar en el evento antes de que se firmara el convenio de colaboración, por las "buenas perspectivas" que tenían Torres y Urdangarin tras las conversaciones con los responsables políticos de Valencia y Baleares.

La posterior creación de la Fundación Areté y de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social perseguía seguir desarrollando los mismos o similares eventos que hacía Nóos, según Tejeiro.