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Movilidad

Controles más estrictos junto al acceso VIP en el aeropuerto

Una nueva norma que obliga a sacar del equipaje de mano todos los dispositivos electrónicos coincide con el inicio de las colas rápidas de pago

Controles más estrictos junto al acceso VIP en el aeropuerto

Media mañana de martes en el aeropuerto de Palma. Es marzo, con lo que Son Sant Joan parece un lugar demasiado grande. Mucho pasillo y poca gente. Justo al revés que en verano. Pero poco no quiere decir tranquilo: en el control de seguridad del aeropuerto unas quince personas hacen cola durante un cuarto de hora. Apenas hay gente, pero la cosa no avanza. Quince esperan como si fueran trescientas. La causa del atasco hay que buscarla al otro lado del arco de seguridad, en el escáner con el que un vigilante jurado revisa las mochilas y maletas de mano. Cada vez que ve un enchufe o algo que parece un dispositivo electrónico, devuelve el equipaje al principio de la línea. Y con la maleta vuelve su dueño, al que obligan a sacar cada cable, cada aparato electrónico, por pequeño que sea. Si usa electricidad, hay que sacarlo y ponerlo aparte. No vale dejarlos en su funda o carcasa. Toca desnudarlos del todo. Así que cada maleta pasa varias veces, que hoy en día tenemos tantos cacharros electrónicos que ni nos acordamos de que los llevamos. El desbarajuste en medio del vacío desconcierta a los usuarios y desespera a los vigilantes de seguridad, que se confiesan preocupados.

-No sabemos qué va a pasar cuando empiece la temporada y de verdad haya gente- dice uno.

-Pues la gente la tomará con nosotros- le responde su compañera.

Pero la cosa no acaba ahí. Porque la norma que impone mayor rigor en estos controles coincide con el anuncio de la cola VIP. Los pasajeros que contraten este servicio -y que lo paguen a sus compañías- tendrán derecho desde mañana a llegar al arco de seguridad por un filtro rápido que les asegura no guardar cola. La nueva fila, en línea recta, ya está dispuesta en los puestos de control que dan acceso a la zona de embarque. A su lado están las colas, dispuestas en los conocidos zig-zags, que deberán seguir recorriendo la gran mayoría de los mortales.

AENA cobrará a las compañías un euro y medio por cada viajero que haga uso de la cola VIP, pero no impone cúanto deberán pagar estos finalmente. Quedará al albedrío de cada aerolínea.

A falta de la puesta en marcha de esta cola para privilegiados, los encargados de los controles convencionales se muestran más amables que nunca en la apliación de la nueva norma. Saben que la gente no está aún informada. Son los primeros días de aplicación de una nueva directiva europea de seguridad, con la que la Comisión Europea trata de evitar que se le cuelen terroristas. Dicen que han detectado grupos criminales con planes para pasar material potencialmente peligroso en falsos dispositivos electrónicos. Así que cada enchufe es una amenaza. El problema es que cuando el tráfico de pasajeros se pone intenso, no pasan ni los terroristas ni los millones de ciudadanos que hacen cola.

"Habrá que venir con más tiempo al aeropuerto", reflexiona un vigilante jurado.

La cuestión es si aún así será suficiente. Visto el atasco con una quincena de pasajeros, da pavor pensar en qué ocurrirá cuando por el aeropuerto de Son Sant Joan sea el lugar más habitado de Mallorca casi a cada hora. Será cuando lleguen el mes de julio y sus 3,5 millones de pasajeros a Son Sant Joan, con días en los que 200.000 personas desnudan sus maletas en los escáneres, hasta 10.000 almas y equipajes por hora. "Puede ser una locura", asume un vigilante.

Le quitan hierro al asunto en el ente público que gestiona la red aeroportuaria española, AENA, cuyo director de aeropuerto, Fernando Echegaray, se limita a explicar que cualquier cacharro, "una grabadora, una radio, un secador de mano, es susceptible de ser inspeccionado" desde el pasado 1 de marzo, cuando entraron en vigor las "medidas de refuerzo de revisión del equipaje de mano".

¿Y la intimidad?

¿Refuerzo significa contrataciones? Pues sí: según AENA este año se dedicarán 17 millones de euros a contratar personal adicional para los equipos de seguridad. Aunque más personal no significa menos atasco: por mucho que ayude que haya más gente, los controles de acceso están limitados por el número de escáneres, uno por cada arco de seguridad. Si la cosa se atasca con cada maleta, no cambia demasiado que haya diez vigilantes mirando que que haya veinte. ¿Se ralentizará el tránsito? Según Echegaray, el refuerzo pretende evitarlo, que la implantación se haga "con los niveles de calidad que tenemos ahora".

Van a tener que darse prisa. Según la directiva, por ejemplo, hay que habilitar antes de cada arco mesas con "los laterales elevados" para evitar que el proceso de vaciado de la maleta se haga a la vista del resto de pasajeros. En estos tiempo de sombras y juguetitos de Grey, Palma aún no tiene las mesas contra la mirada indiscreta. Pero sí hace el control exhaustivo que ya es obligatorio para toda Europa.

Aunque no toda Europa lo aplica. Dos ejemplos de la misma semana. Vuelo hacia Palma desde Berlín. El mismo pasajero al que en la ida obligaron a sacar cada cacharro electrónico para acceder a su avión (el que firma estas líneas, por cierto) lo deja todo metido en la mochila, como siempre. A ver qué pasa. El atasco en Berlín es de aúpa, con lo que los vigilantes alemanes dan luz verde sin mirar un cable. Todo pasa, que hay prisa y el terrorismo solo pasa los controles cuando no hay cola, por lo visto. Historias similares cuentan usuarios que estos días han volado desde Londres, Madrid, Málaga o Düsseldorf.

Es decir, la nueva normativa de seguridad está en vigor en toda Europa, pero de momento se aplica solo en algunos puntos. Como Palma, atascada en invierno sin pasajeros.

Y la Semana Santa, con sus calores y turistas en avalancha, está a la vuelta de la esquina.

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