El sacerdote Joan Pons fue ayer apartado cautelarmente al frente de la parroquia de Sant Antoni Abat (sa Pobla), tras denunciarle un joven de 32 años vecino de la localidad por presuntos abusos sexuales el año pasado. Al contrario que el prior de Lluc, que ha sido suspendido cautelarmente de todas sus funciones, el Obispado no ha prohibido el ejercicio público de su ministerio al sacerdote denunciado, de modo que Pons puede oficiar misa en otras iglesias que no sean la de sa Pobla.

En una entrevista en la Cadena Cope Mallorca, el obispo Javier Salinas se mostró "sorprendido" por este caso y recalcó que no afecta a un menor, sino a un hombre adulto. Pons ha declarado como testigo en una investigación interna por otra denuncia al expárroco de Selva Antoni Cano. La víctima que acusa a Cano señaló a Pons colateralmente, "pero no está imputado" en esta investigación, recordó ayer Salinas. No obstante, el prelado señaló por la mañana en la emisora que ante esta nueva denuncia cabía tomar medidas cautelares, y anunció que Pons "tendrá que dejar la parroquia" poblera ya que es lo más adecuado para "que él pueda defenderse".

Persona pública

El obispo recordó que "un rector es una persona pública" y que por ello la Iglesia "sale al frente del escándalo que pueda provocar" este tipo de informaciones. Por la tarde, el Obispado hizo pública una nota para anunciar que "el sacerdote ha puesto su cargo a disposición del obispo, que ha aceptado cautelarmente su renuncia". Asimismo, "el Tribunal Eclesiástico de Mallorca ha iniciado un proceso informativo según la legislación canónica vigente".

Monseñor Salinas reiteró ayer que el estado de ánimo de la diócesis "es de dificultad" ante las diversas denuncias sobre abusos que afectan a varios sacerdotes mallorquines, de las que afirmó que, aunque en algunos casos son "ambiguas", en otras hay indicios sólidos: "Son realidades que no están probadas totalmente, pero no dejan de ser de gran peso".

Salinas dejó clara la postura del Obispado: "Estamos decididos a promover la ´tolerancia cero´ hacia aquellos que abusan, si se prueba que lo han hecho, y estar al lado de las víctimas para tratar de restituir el dolor que han sufrido y hacerles justicia". El obispo pidió "serenidad y respeto por las investigaciones", y resaltó que el objetivo que persigue el tribunal eclesiástico no es otro que "la búsqueda de la verdad".

Inquietud entre el clero

El prelado defendió también con ahínco la necesidad de preservar la presunción de inocencia de los curas denunciados e hizo un llamamiento a los sacerdotes para mostrar que "el celibato tiene sentido y peso y es algo que deben demostrar, no se da por supuesto". Salinas también reconoció "la creciente preocupación y temor" entre el clero, que se muestra en parte "inseguros" en cómo actuar en su trabajo pastoral con niños y jóvenes "por el miedo a que se malinterprete todo lo que hacen".