Los dos abogados a los que se atribuye la grabación clandestina de la infanta Cristina, durante su declaración ante el juez Castro, no se rinden. Y por ello se han opuesto, a través de un recurso, a la decisión del magistrado Manuel Penalva, del juzgado de instrucción número 11 de Palma, que llega a la conclusión de que los dos juristas participaron en un plan para realizar esta grabación, posiblemente a través de un reloj, a pesar de que existía la orden expresa de que no se podían tomar imágenes.

El juez Penalva ha dado por concluida esta complicada investigación, en la que no solo se ha tomado declaración a todas las personas que asistieron a esta histórica comparecencia, también se han tenido que analizar en profundidad las imágenes que se colgaron en un portal de internet y cotejarlas con los cálculos técnicos que aplican los expertos policiales. La conclusión es que la mayor parte de las imágenes, tomadas en los primeros minutos de la declaración, se grabaron desde la tercera fila y en concreto desde el asiento donde se sentó la abogada María del Carmen Jiménez, que acudió en sustitución del polémico letrado Javier Saavedra. El otro abogado implicado en la grabación, que ha sido el único de los dos que llegó a ser detenido, es Francisco Carvajal Jiménez, que también era la primera vez que acudía a una declaración del caso Nóos.

El juez Penalva, basándose en la declaración de los otros abogados y del informe policial, llega a la conclusión de que la grabación se realizó a través de un reloj, que no fue detectado en el control de entrada. No se detectó porque posiblemente días antes de que la mujer de Urdangarin acudiera al juzgado, un desconocido pudo esconderlo en cualquier lugar del juzgado. Esta situación no habría sido muy complicada, ya que el control de entrada de objetos únicamente se realizó en la entrada del edificio, pero no en el resto de dependencias del juzgado.

El magistrado ha analizado también las fotografías que se tomaron a la llegada de estos dos abogados, que entraron juntos en el edificio. Se observa que la mujer no lleva ningún reloj. Sin embargo, varios testigos han asegurado que durante la declaración la imputada estuvo jugando con un reloj, situación que llamó la atención a varios de los asistentes porque parecía más un modelo masculino que femenino.

Cuando la letrada fue llamada a declarar, negando su implicación en este caso, el juez le pidió que indicara qué reloj llevaba el día que declaró la Infanta. Afirmó que era el mismo que llevaba en ese momento, mostrándolo al magistrado. El modelo que enseñaba nada tenía que ver con el reloj que describían los otros abogados.

Ante la Audiencia

Estos dos defensores han recurrido la decisión del juez Penalva. El recurso se ha planteado directamente ante la Audiencia. En dos escritos por separado rechazan la conclusión del juez e insisten en que no tuvieron ninguna intervención en esta grabación. Carvajal, que a diferencia de su compañera presentó un informe técnico para contrarrestar la investigación policial, insiste en que la autora de dicha grabación fue una funcionaria del juzgado de instrucción número 3. Sin embargo, el juez Penalva no cree esta versión, entre otras cosas porque las imágenes se tomaron desde un asiento distinto al que ocupaba esta funcionaria.

Uno de los detalles en el que más incide el juez es que los dos imputados colocaron sus abrigos en el banco de delante, reservado al personal del juzgado. Y no lo retiraron cuando se ocuparon estos asientos, sin importarles que estas prendas se pudieran arrugar.

Carvajal, además, incide en que él se sentó al final de la sala, acompañando en el banco al abogado de Urdangarin. Sin embargo, los testigos han señalado que al inicio de la declaración, que es cuando se graba, ocupaba otro sitio distinto.

Uno de los argumentos del recurso es que expresamente nadie les notificó que no se podían tomar imágenes. Sin embargo, no citan que el juez José Castro dictó un auto, que se conoció a través de todos los medios de comunicación, ordenando que únicamente se iba a recoger el sonido, pero no se tomarían imágenes de la infanta Cristina.