El periodista y empresario Antonio Alemany, de 75 años, ingresó ayer a primera hora de la mañana en la cárcel de Palma para cumplir una pena de dos años y tres meses de cárcel por malversación de caudales. Alemany podría ser clasificado dentro de unos meses en tercer grado, lo que conllevaría importantes beneficios penitenciarios.

La sección primera de la Audiencia ordenó, a finales de julio, que Alemany entrara en el centro penitenciario de Palma ayer. El condenado había solicitado antes un aplazamiento de su encarcelamiento por motivos personales, gracia que le fue concedida por el tribunal.

De no mediar esa prórroga, la sala primera de la Audiencia había dispuesto que el penado empezara a cumplir su condena a finales de julio, como hizo Jaume Matas, que escogió como centro la cárcel de Segovia.

Alemany se presentó ayer en las puertas de la cárcel antes de las ocho de la mañana, cuando el centro se hallaba cerrado al público. El condenado tuvo que dar vuelta atrás y regresar pasada media hora.

Alemany entró sonriente en prisión, pero no quiso hacer ningún comentario, dadas las circunstancias.

"Atropelladillo"

El mes pasado Alemany comentó a los periodistas que pedía fuerzas para afrontar su próximo encarcelamiento. El periodista fue sometido, hace unos años, a una delicada intervención de corazón, de la que se recuperó satisfactoriamente.

Hace unas semanas, al ser interrogado sobre su salud, explicó que se hallaba bien: "Lo lógico a los 75 años, un poco atropelladillo".

Alemany será ubicado en un módulo de presos no conflictivos, dado su perfil personal. En la cárcel de Palma permanecen recluidos, entre otros condenados por corrupción, los exconsellers Miquel Nadal y Francesc Buills, así como el exresponsable de Urbanismo en el Consell Bartomeu Vicens.

Alemany fue juzgado, y condenado, por la sección primera de la Audiencia a raíz de que, dentro de las pesquisas del caso Palma Arena, se descubriera que, entre 2003 y 2007, recibió unos cuatro mil euros al mes del Govern por escribir los discursos de mayor calado político de Matas.

El periodista optó por cobrar es dinero por mediación de la agencia de publicidad Nimbus, que fue contratada por el Govern para un falso servicio de asesoría.

Por otro lado, Alemany disfrutó de un trato de favor por parte de Jaume Matas a la hora de recibir subvenciones públicas para su diario y su agencia de información de ámbito balear, ambos de carácter digital.

La Audiencia impuso elevadas condenas a Jaume Matas, Antonio Alemany y otros por estos hechos, pero el Tribunal Supremo les absolvió, en julio del 2013, de estos cargos.

El Alto Tribunal únicamente declaró culpable a Matas de un delito de tráfico de influencias para favorecer a Alemany y a éste lo condenó por cobrar unos 15.000 euros del Govern por unos reportajes que nunca escribió.