Estamos en el siglo XXI y en el aula los escolares combinan el bolígrafo con el ordenador y la tiza con la pizarra digital. Pero sigue habiendo piojos. Bastantes. En algunas cosas, parece que la humanidad no evoluciona.

La mitad de los ciudadanos de Balears asegura que su hijo tiene o ha tenido piojos en algún momento, según ha recogido la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y el Centro de Información de la Pediculosis en la encuesta Filvit. Y aunque las cabezas de niño son su hábitat preferido, los adultos no se libran: uno de cada cuatro isleños reconoció haber albergado en su cabeza a estos pequeños y molestos inquilinos.

Farmacéuticos, profesores, familias y responsables de colegios confirman que los piojos siguen ahí. Pep Cañabate, director del colegio Marian Aguiló de Palma, explica que es algo que sucede cada curso en su centro y que es "un auténtico problema". Incluso ya tienen una circular preparada (cada año la misma) para cuando detectan algún caso. Cuando un profesor confirma que algún niño tiene piojos va a secretaría y la pide: "¿Me das la carta?". La fotocopian y la reparten entre las familias, avisándoles e instándoles a revisar las cabezas de sus retoños y a aplicar los tratamientos pertinentes. El mismo ritual, cada curso.

"No podemos decir a los niños que no vengan al colegio", explica Cañabate, que reconoce que este es un problema "tristemente cotidiano", que "casi seguro" que pasa en todos los colegios. "Y no tiene nada que ver con la clase social de la familia", asegura el director de este centro.

El tema a veces es difícil de tratar, porque hay familias que son muy cuidadosas y en seguida actúan, pero otras son más dejadas y hay que estar más encima, indica Cañabate. Aún así, según la encuesta parece que los padres de las islas están concienciados de la necesidad de informar a su entorno, para evitar contagios. Nueve de cada diez padres dicen que avisarían al colegio y el 84% tomaría medidas para proteger al resto de la familia. También los hay, un 40%, más contundentes: ´si el niño tiene piojo, no lo llevamos al ´cole´ unos cuantos días´. La doctora Aurora Guerra asegura que no es necesario ir tan lejos: "Basta tratarse e informar al profesor, si son los otros niños los infestados basta utilizar un protector una sola vez".

Cañabate señala que a veces es espinoso sacar esta cuestión ya que hay padres a los que les sienta mal que se les diga que su hijo tiene piojos, como si se les acusara de sucios.

Y es que ése es uno de los grandes mitos de los piojos: que las cabezas con el pelo sucio son sus preferidas. Seis de cada diez entrevistados del archipiélago así lo creen. Pero no. Los médicos lo desmienten. El doctor Carlos Marina, pediatra colaborador con el Centro de Información de la Pediculosis, indica que "no tienen nada que ver con la higiene, ni con el nivel socioeconómico ni con los hábitos de vida". De hecho, y por más que pueda chocar a algunos, Marina resalta que incluso "tienen cierta preferencia por el pelo limpio".

¿Cómo luchar entonces contra estos pequeños bichillos? ¿Qué hacer? Los más radicales tiran de tijeras y cortan el pelo, pero eso sólo sirve si se rasura la cabeza al completo, algo "excesivo", según el doctor Marina. ¿Y el vinagre? Guerra dice que es eficaz para desprender las liendres, pero no para eliminar a los piojos (y además huele fatal).

"Después de usar el vinagre y otros métodos, cuando ya están desesperados, vienen a la farmacia", señala Neus Fuster, farmacéutica adjunta en Farmacia Bonnin. En las farmacias venden bastantes tipos de productos (además de los míticos peines para buscar las liendres). Desde Farmacia Bonnin explican que como preventivo se ha puesto de moda la esencia del árbol del té y para acabar con los piojos triunfan las soluciones de dimeticonas, sin insecticida y menos agresiva. Nuevos remedios para un problema tan viejo como la propia escuela.