El documento a nivel interno que redactaron los expertos en la lucha antiterrorista, elaborado poco después del atentado de Mallorca, sostenía que la ubicación de los acuartelamientos donde la organización colocaba las bombas se encontraban lejos de otras viviendas utilizadas por personal civil. El informe incluso concluía que "posiblemente" la intención de ETA es la de "no causar víctimas".

Esta conclusión policial se alcanzó tras investigar los atentados que se habían producido meses antes en los cuarteles de Durango y Leguliano. En esta última acción terrorista un guardia civil murió asesinado. Juan Manuel Piñuel Villalón, de 41 años de edad, se encontraba vigilando un pequeño edificio anexo a la casa cuartel. La organización colocó un coche bomba, que se accionó a través del temporizador AKT. La explosión provocó graves desperfectos en el edificio de la Guardia Civil, pero no provocó víctimas civiles.

El jefe de comando planeó en Francia cometer un atentado terrorista en Mallorca y decidió que la acción se llevaría a cabo durante la época de verano para perjudicar los intereses turísticos de Balears. Los expertos sostienen que los terroristas, antes de actuar, realizaron un trabajo previo de información. Posiblemente contaron con la ayuda de colaboradores instalados en Mallorca. Y así averiguaron que la Guardia Civil contaba con un cuartel provisional ubicado en la zona de Calvià. No había viviendas cerca. Se trataba de un edificio que cedió el Ayuntamiento de Calvià debido al precario estado del cuartel de Palmanova. Esta oficina, casualmente, carecía de cámaras de vigilancia al tratarse de una instalación provisional que se iba a utilizar hasta que se construyera el nuevo cuartel. Los vehículos oficiales de la Guardia Civil se estacionaban por la noche frente a este cuartel, sin ningún tipo de vigilancia.

No se sabe muy bien a qué hora el terrorista colocó la bomba lapa bajo el coche patrulla ni en qué momento la accionó, pero lo más seguro es que fuera de madrugada. Lo cierto es que explotó poco antes de las dos de la tarde y lo hizo en el justo momento que David Salvà y Carlos Sáenz de Tejada iban a utilizar el coche para realizar un servicio. Pocas horas antes este mismo vehículo había sido utilizado por un oficial del cuartel, que se desplazó a la Comandancia de Palma. Nadie se dio cuenta que llevaba una bomba pegada bajo la chapa. El coche oficial regresó más tarde a Calvià y el oficial lo dejó estacionado frente al cuartel. La banda terrorista ya había podido comprobar la eficacia del nuevo temporizador. Tanto en el atentado de Vizcaya como en el de Álava el sistema funcionó a la perfección. El terrorista accionó el mecanismo y después dejó abandonado el vehículo en un lugar próximo al cuartel. La bomba explotó a la hora prevista. El nuevo sistema dificulta la acción policial y aumenta las posibilidades de éxito. Los inhibidores de frecuencia que disponen la mayoría de instalaciones policiales del país no impiden que la bomba explote. El artefacto dispone de un sistema que permite ser programado. Suele explotar a la hora indicada y otorga al terrorista el tiempo suficiente para alejarse del lugar. Los terroristas que actuaron en Mallorca colocaron un segundo artefacto en otro coche de la Guardia Civil, que estaba estacionado en el cuartel principal de Palmanova. Los etarras no sabían que el coche llevaba varias semanas estropeado y que no circulaba. Pero aún así no fue esta la razón por la que la bomba no explotó. Un fallo en el sistema evitó que se activara el artefacto. Los expertos, y así lo señalaban en el informe interno, mantienen que los terroristas no buscaban víctimas civiles, pero no tuvieron en cuenta que en los meses de verano pasan cientos de personas junto al cuartel de Palmanova.