El silencio amenaza las terrazas de los negocios turísticos de la Platja de Palma. Corren el peligro de quedarse sin música en los recintos al aire libre a raíz de una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears (TSJB) que anula el decreto 62/07 del Govern balear, más conocido como ´decreto Cursach´, al ser el empresario de ocio el principal beneficiado por la norma sobre ruidos del entonces conseller de Interior del PP, José María Rodríguez.

El decreto se redactó la pasada legislatura con el propósito de apaciguar a los hoteleros y los vecinos, en una trinchera, y a los dueños de establecimientos como el Megapark, de Bartolomé Cursach, en el otro bando. La norma de Rodríguez nació viciada porque el Consell Consultiu de la Comunidad emitió por unanimidad un dictamen en su contra. El Consultiu advirtió al Govern de que no había dado audiencia a todas las partes interesadas y que la competencia de regular los ruidos y las actividades musicales en las zonas turísticas pertenecía a los consells. El Govern de Matas hizo oídos sordos y lo aprobó a las puertas de las elecciones autonómicas.

Vuelta al año 1988

Sin entrar a valorar el contenido del decreto, el TSJB lo ha declarado nulo porque invade la jurisdicción de los consells. El tribunal atiende las demandas de la sociedad Vermartur S.A y de los hoteleros de Menorca, poco tolerantes con los decibelios, puesto que su clientela es eminentemente familiar.

Con la sentencia del TSJB, s´Arenal retorna a regirse por la ordenanza municipal que entró en vigor en 1988, mucho más restrictiva en materia de contaminación acústica. "Corremos el riesgo de que un vecino nos haga callar y se silencie la Platja de Palma", interpreta el gerente de la Asociación Empresarial de Actividades Turísticas de la zona, Jesús Sánchez Riutord. "El problema se ciñe a nuestro entorno porque el resto de localidades mallorquinas ya han adaptado la reglamentación a sus necesidades", relata.

A finales de marzo, los partidos representados en el Ayuntamiento de Palma, a instancias de Unió Mallorquina, acordaron por unanimidad regularizar la situación de las terrazas. "Para lograrlo, los técnicos municipales consideran necesario modificar varias ordenanzas y el Plan General de Ordenación Urbana de Palma. El proceso marcha lento y nos preocupa; si sufre retrasos nos situaremos en el mes de junio de 2011. En plena temporada turística estaremos todos en silencio", observa Jesús Sánchez Riutord. El Ayuntamiento, consultado por este diario, no ha querido avanzar su opinión hasta examinar con detalle el alcance de la sentencia.

El ardid de la ventana cerrada

El decreto anulado por el TSJB obligaba a los hoteles a pedir licencias secundarias para las actividades de música y entretenimiento al aire libre. Además, dejaba sin efecto la normativa municipal sobre contaminación acústica, mucho más estricta. Para la medición del ruido en las edificaciones vecinas a las discotecas, el entonces conseller de Interior, José María Rodríguez, determinó que las puertas y ventanas debían estar cerradas, lo que ha favorecido a las salas de fiesta. El tope máximo durante el día es de 65 decibelios.

El Govern de Matas, al contrario de lo que ocurrió con el hospital de Son Espases, donde su principal respaldo jurídico provino de un dictamen del Consell Consultiu, aprobó el decreto desoyendo al órgano consultivo de la Comunidad Autónoma.

El borrador inicial elevaba el límite de ruido hasta los 85 decibelios, pero la presión de los vecinos y los hoteleros de s´Arenal rebajó las pretensiones del Ejecutivo. Su aprobación puso fin a la denominada ´guerra del ruido´ que provocó cruces de denuncias entre el dueño de la discoteca Megapark y los establecimientos limítrofes.

Unos días antes de los comicios autonómicos, Jaume Matas fue homenajeado por varias decenas de empresarios de la Platja de Palma, quienes le agradecieron la norma que, a su juicio, posibilitaba "un retorno a la normalidad en la zona". Su anulación devuelve el temor al sector y amenaza con extender el silencio a las terrazas más turísticas de Palma.