Cuando a una casa llega un comensal inesperado a la hora de la cena, se pone una silla más a la mesa y se reparte la comida en porciones más pequeñas para que alcance para todos. El problema es cuando se presentan muchos ´comensales inesperados´ y la comida (o el dinero para comprarla) no basta para todos. A gran escala eso es lo que ha estado pasando en los servicios sociales de varios municipios en los últimos años. El pasado año la crisis hizo aumentar hasta un 50% las peticiones de ayudas para poder conseguir el pan de cada día y un tercio de los municipios de la isla no puede asumir ese incremento.

Así lo indicaron los trabajadores de los servicios sociales municipales y así lo recogió la Red para la Inclusión Social EAPN-Illes Balears. Esta Red (cuya matriz European Anti Poverty Network es un órgano de consulta del Consejo de Europa) ha elaborado un informe sobre la cobertura de esta necesidad básica en la isla en el que se recoge que la demanda de las ayudas para alimentación (ya sea en dinero, en especies o a través de comedores sociales) ha crecido entre un 25 y un 50%. La tendencia es más acusada en las regiones más pobladas donde "los alimentos son insuficientes, no hay productos frescos y se han de completar con ayudas económicas que no siempre se tienen y a las cuales no todo el mundo puede acceder".

Hay pueblos como Consell, Lloseta Campanet o Santanyí en los que no dan a basto y sólo pueden ayudar a la mitad (o menos) de las personas que solicitan ayuda para poner algo a la mesa cada día ¿ Por qué no se pueden cubrir las demandas de alimentación que llegan? ¿Qué falla? En un 16% de municipios, señalan los autores, ni siquiera existen ayudas específicas de alimentación. En otros sí que hay ayudas, pero con límites: en un 23% de los núcleos poblaciones hay restricciones respecto a la cuantía que se reparte; en más de la mitad de los municipios se fijan topes de tiempo máximo que un usuario puede recibir la ayuda. Lástima que la necesidad no entienda de plazos. Además, una cuarta parte de los pueblos no disponen becas para comedor escolar y escoletes mientras un 35% de ellos no disponen de ayudas complementarias como vales de supermercado, menús, comedores sociales, comidas a domicilio...

En el artículo, publicado en el número de diciembre de la Revista d´Afers Socials editada por la conselleria homónima, los autores distingue dos fuentes : ayuntamientos y entidades. La distinción no es baladí: mientras los primeros dicen que la cobertura es "alta y suficiente"; los trabajadores de las entidades (Cruz Roja, Cáritas, Fundació Deixalles...) discrepan y creen que "faltan recursos". Algo en lo que sí coinciden es en el perfil más habitual de los usuarios (familias con menores) y en lo que se debe mejorar: el acceso a los alimentos en especie, los requisitos que se piden a los usuarios para optar a esta ayuda y la falta de recursos para afrontar esta necesidad.

En las conclusiones finales, los autores aplauden que desde junio del año pasado esté garantizado por ley que a ningún balear le falte el pan. Hecha la ley, ahora reclaman presupuesto para poder cumplirla.