Los pasajes del sumario del caso Gürtel son riquísimos en referencias a Pau Collado, ex alto cargo del Govern de Jaume Matas. El papel del anterior director de la Fundación Balears Sostenible en la presunta trama de corrupción no es secundario, como quiso hacer ver hace meses cuando estalló el escándalo. La Policía Nacional le sitúa como "subordinado" de los cabecillas, Francisco Correa y Pablo Crespo, con acceso directo al "piso de seguridad" de la organización.

Pau Collado, relata la Brigada de Blanqueo de Capitales, firmó el contrato de alquiler de la vivienda emplazada en la calle General Martínez Campos, de Madrid. Allí los investigadores encontraron archivos encriptados, el grueso de la contabilidad B, facturas falsas o las cartas que Álvaro Pérez, El Bigotes, enviaba al PP de Galicia para reclamar el pago de una deuda. La versión de la Policía la corrobora un empleado de Collado en la sociedad Easy Concept. El testigo admite ante el juez instructor Baltasar Garzón que el mallorquín disponía de una llave del piso de General Martínez Campos.

Cuando el caso Gürtel salta a los medios de comunicación, este diario se pone en contacto con Pau Collado. "Salvo a un par de personas, una secretaria y un comercial y poco más, no conozco a ninguno de los otros [integrantes de la lista de imputados]", dice el 10 de febrero. El sumario recoge la grabación de cerca de un centenar de conversaciones que mantiene con Pablo Crespo y Francisco Correa, supuestos corruptores de dirigentes del PP.

La Policía afirma que Collado es el "captador" de contratos públicos en la Comunidad de Madrid; dirige un buen número de empresas de la organización; da cuenta a Crespo de las actuaciones que realiza; y participa en proyectos de inversión inmobiliaria de Francisco Correa en Colombia. Y además, negocia la inclusión de presupuestos superiores a los reales en adjudicaciones del Ayuntamiento de Boadilla del Monte.

Por otra parte, Correa no llamó por teléfono al actual conseller de Vivienda y Obras Públicas, Jaume Carbonero, para que resolviera los problemas urbanísticos de su vivienda de Sant Joan de Labritja (Eivissa), como sostiene la Policía en el sumario. El cabecilla de la trama dejó varios mensajes al concejal de de Turismo de la localidad, Jaume Marí, tal como reconoció el edil del PP a este diario.

Marí dijo que conocía a Correa porque era cliente de su restaurante Can Gat. Según Marí, el empresario imputado se quejaba de la paralización de las obras cuando acudía a comer, pero en ningún momento medió en su favor. Las obras del chalé siguen empantanadas.

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