El Gobierno español propondrá a las delegaciones británica y gibraltareña el uso conjunto del aeropuerto del Peñón pero sin renunciar a sus aspiraciones de soberanía sobre el istmo.

El foro a tres bandas que se desarrolla en Calvià arrancó ayer con retraso debido a la demora en la llegada de los participantes. Las primeras conversaciones se establecieron durante la cena en un conocido hotel de la Costa d´en Blanes.

El estatus del aeródromo permanece inalterable desde el pacto fallido de 1987, cuando Londres y Madrid acordaron su utilización compartida. Entonces los gibraltareños respondieron con un ´no´ rotundo porque consideraban que el proyecto equivalía a un trasvase efectivo de soberanía en favor de España. Los aviones, tres o cuatro al día, siguen despegando de una pista diminuta atravesada por la carretera y sin otro destino que el Reino Unido, ya que Madrid les prohíbe penetrar en su espacio aéreo.

Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores enfatizaron la importancia del acceso al aeropuerto para la población del Campo de Gibraltar, la comarca más meridional de la provincia de Cádiz, donde habitan cerca de 300.000 personas.

Las relaciones con la roca han atravesado diversos estadios en la última década. A principios de los noventa el ministro principal, Joe Bossano, mantuvo un vínculo trufado de tensiones con España. Su relevo por Peter Caruana en 1996 suscitó el optimismo al otro lado de la verja. Sin embargo, asuntos sin resolver en materia medioambiental, las pensiones de miles de trabajadores españoles empantanadas debido a las crisis de 1969 o las controversias de carácter fiscal apenas han mejorado las relaciones en los últimos diez años.

El istmo cuenta con una población próxima a las 29.000 personas. La última colonia que existe en Europa es una roca costera de seis kilómetros cuadrados lindante con la Línea de la Concepción (Cádiz). Se encuentra bajo soberanía británica desde 1713 y desde 1783 no se han producido intentos militares para su recuperación.