-Con el plan de infraestructuras para la UIB, usted afirmaba que se cubría un déficit histórico. ¿Con estos proyectos estará definida la Universitat?

-Es un plan de mínimos, que fue lo que pedimos al Govern. Hicimos un plan razonable, que fuera por unas demandas justificadas para acoger lo que tenemos ahora y un crecimiento de la Universitat, pero aspiramos a continuar mejorando el campus. Con estos edificios y fuerte inversión, desde luego tendríamos una infraestructura física que cubriría suficientemente lo que prevemos como crecimiento razonable de la Universitat.

-Pero no quiere decir que el déficit de financiación se haya normalizado.

-La financiación abarca más cosas: profesorado y personal de administración y servicios y aquí sí que no tenemos la financiación que nos corresponde. Nosotros tuvimos en el año 2002 una transferencia por alumno de 2.968 euros, cuando la media española está en 3.141, es decir que estamos en el 90 ó 95 por ciento de la media. Yo aspiraría a estar entre las mejores financiadas, porque creo que una comunidad autónoma que tiene uno de los PIB más altos del conjunto del Estado tendría que aspirar también a tener una universidad financiada entre el grupo de cabeza de pelotón de toda la lista.

-En estos momentos ¿cómo son las relaciones con el Govern?

-Creo que bastante buenas. Estamos muy satisfechos por este plan de infraestructuras, estos 26 millones, aunque sean en ocho años, implican una inversión de más de tres millones al año. Es una inversión muy razonable. Las relaciones son muy buenas y tenemos un magnífico entendimiento con el conseller de Educación.

-Pero hubo momentos de tensión por la cuestión lingüística.

-Hubo un desencuentro en política lingüística, pero seguramente no habíamos entendido las posiciones de uno y otro... Pero en este momento no hay ningún enfrentamiento. Sobre las medidas que está implementando el Govern no tengo nada que decir y que yo sepa tampoco hay una contestación frontal desde la Universitat.

-En relación a la reconversión turística...

-Prefiero no contestar, porque es un tema del que hablo como experto y no como rector, quiero deslindarlo.

-A principio de curso se puso en marcha en plan de choque para captar más alumnado. ¿Hay resultados?

-Es muy pronto para saber algo, aunque tenemos algún indicio positivo, por ejemplo las preinscripciones después de selectividad han aumentado en un porcentaje sustancial. Lo que pasa que de esto no quiere decir nada todavía, porque hay que esperar a las matriculaciones.

-¿Tan grave era la situación?

-Era grave y es uno de los leimotiv que yo he defendido desde que soy rector e incluso desde la campaña electoral. Las cifras son claras y estamos en el último lugar en porcentaje de estudiantes universitarios en cuanto a población entre 20 y 25 años. Esto no se corresponde con una comunidad líder, con un PIB y renta per cápita de los más altos del conjunto del Estado. Tenemos que incrementar sustancialmente el porcentaje de estudiantes. No incrementarlo significa que en el futuro en nuestras empresas ocuparán los mejores puestos gente de fuera, y nuestros jóvenes estarán condenados a tener puestos de segunda. Evidentemente no es una situación buena para la sociedad ni para nuestros hijos.

-¿Está cambiando el perfil del alumnado?

-Lo que está cada vez más claro es que el aprendizaje superior no es una labor que se haga en un momento único de la vida, no está reservada sólo a la juventud. El mundo evoluciona tan rápidamente que exige una actualización permanente. Quien no se pone al día está condenado a ser relegado y desbordado por gente que sí llega a las empresas y a la administración con unos conocimientos y mejor preparada.

-¿Y las carreras elegidas?

-Ha habido algunas carreras clásicas que han perdido muchos estudiantes y otras están subiendo. Uno de los casos es Derecho, que ha perdido el atractivo que tenía antes como carrera generalista y se ha reforzado Ciencias Empresariales, tanto la diplomatura como la licenciatura, que ahora se ha convertido en la gran carrera generalista, pero por todo, no sólo aquí. Los estudiantes son inteligentes y a la hora de elegir carrera tienen muy en cuenta la salida profesional y está claro que determinados tipos de carreras están produciendo bolsas de paro, una menor inserción laboral... Estas cosas se saben y por tanto las carreras están cambiando. Además un fenómeno que se ha producido en los últimos años es el gran incremento de oferta de titulaciones, del número de carreras que había hace 15 años al que hay ahora hay una diferencia abismal. Han aumentado los títulos oficiales, hay cerca de 150 pero, por otro lado, se han introducido muchas titulaciones nuevas que no están previstas en el catálogo oficial, pero el mercado las admite con normalidad.

-¿Y cuál es la respuesta con el título superior de turismo, propio de la UIB?

-Ha tenido unos años de muy buena aceptación, cuando había la esperanza de que se convirtiera en una licenciatura oficial. Después, como esta esperanza creo que se ha perdido, ha habido una bajada, porque no se consolida esta posibilidad. De todas formas, esto, como otras cuestiones, está a la espera de que los dos niveles se refundan en uno, en un estudio de grado y adaptado a Europa, que sería licenciado en Turismo, previsiblemente. Y los decanos de escuelas, en un libro blanco que se ha publicado, piden que sea de cuatro años. Como esto se ve venir, en los últimos años ha bajado el número de estudiantes.

-La Universitat comienza de forma experimental la adaptación al espacio europeo de formación superior. ¿Este cambio beneficiará a las universidades pequeñas como la UIB?

-Creo que la convergencia europea nos beneficiará a todos, porque aparte de los cambios de planes de estudios y de adoptar una estructura más homogénea con el resto de Europa para facilitar la movilidad de titulados, hay otro aspecto muy importante que es el cambio de estrategias educativas. Las universidades pequeñas como la nuestra, que es mediopequeña, estaremos en mejores condiciones que las grandes para superar este reto, porque normalmente tenemos grupos más pequeños. De hecho, aquí ya hay un buen número de estudios que ya están con estas metodologías, con una relación profesor alumno muy baja, en que el trabajo está muy tutelado por el profesor y los estudiantes están en una actitud muy proactiva de hacer trabajos, de hacer presentaciones y prácticas.

-La UIB ha anunciado que está dispuesta a ampliar la oferta de titulaciones.

-A partir del próximo año tendremos que empezar a solicitar nuevas titulaciones, y nuestra idea es hacer un plan de implantación de nuevos estudios para una serie de años, con un calendario definido, por descontado con la decisión del Govern. La UIB es todavía una universidad que no ha terminado su crecimiento y tenemos que completar grandes áreas que nos faltan, sin que sea posible tener todas las titulaciones. Todo con mucha prudencia, no se trata de pedir por pedir, hay estudios que nunca serán rentables.

-¿Medicina, por ejemplo?

-Previsiblemente. Creo que para Medicina están saliendo algo más de 30 estudiantes al año y no tiene sentido pedir la facultad, tenemos otras prioridades. Por 30 estudiantes, se tendría que rebajar el tope máximo que hay en España y se tendría que quitar de otras universidades y por tanto entraríamos en la bolsa de distribución de todas. Podrían venir estudiantes de fuera y no tendría sentido ponerla, porque es muy cara, para que, en definitiva, entraran menos de 30 estudiantes de los nuestros.

-Hace más de un año que es rector y en su programa electoral prometió un plan para la docencia y un documento de plantilla para el personal de administración y servicios. ¿Qué se ha hecho?

-Para el personal de administración y servicios hemos hecho actuaciones importantes dentro de las posibilidades financieras. Hemos convocado dos procesos de oposiciones para intentar ir mejorando la plantilla. También hemos hecho una política de interinaje y dotación de plazas permitiendo promociones del personal laboral a grupos superiores y otras medidas de reorganización, como abrir la secretaría por las tardes determinados días a la semana y que era una demanda histórica de los estudiantes.

-¿Y el profesorado?

-Estamos en compás de espera por la nueva normativa europea. No ha salido el decreto de profesorado y esto, junto con la reforma de planes de estudios, provocará un reajuste necesario de toda la plantilla. Habrá áreas que tendrán más profesorado que clases, mientras que en otros departamentos será al revés. Por tanto, se tendrá que reajustar. De todas maneras, somos conscientes de que las plantillas no están equilibradas y que hay algún departamento que tiene déficit y necesita más profesorado, son pocos y cantidades no escandalosas, pero los hay. Mientras, en estos momentos intentamos registrar la oferta de doctorado, porque era excesiva.

-¿Qué hay de los proyectos de mejora de los accesos al campus y de la llegada del tren?

-Parece ser que la carretera está a punto y que está en proceso de licitación. Las noticias que tengo de la Conselleria es que las obras pueden comenzar a finales de año. Es una necesidad imperiosa porque la carretera es insuficiente. En cambio, no se ha hablado nada del proyecto del tren, al menos no se nos ha consultado.

--

Perfil

Avel·lí Blasco

A finales de abril del año pasado salió elegido rector de la UIB. Catedrático de Derecho Público y experto en ordenación del territorio, desde que está al frente de la UIB prefiere no pronunciarse sobre cuestiones políticas como la reconversión turística.