Giro de Italia

La etapa reina sólo sirve para que Roglic pruebe el gravel en el Giro

El colombiano Santiago Buitrago se impone en solitario y Geraint Thomas mantiene la maglia rosa

Sergi López-Egea

Felice Gimondi, Eddy Merckx, José Manuel Fuente, Lucho Herrera y Vincenzo Nibali dejaron su huella en las Tres Cimas de Lavaredo, la etapa reina de un Giro terrible, el que se resuelve este sábado en una cronoescalada tan dura, tanto que hasta Primoz Roglic se tomó el supuesto día grande de la carrera como laboratorio de pruebas de cara a la contrarreloj final al hacer debutar al gravel, la nueva modalidad ciclista que tanto entusiasma a los cicloturistas, en una ronda de tres semanas.

Casi se merecerían toda la épica que se pudiera escribir en esta crónica el ciclista colombiano Santiago Buitrago, ganador de la etapa, y el canadiense Derek Gee, segundo en la cima y que se ha escapado todos los días, un corredor que merecería ganar el premio a la combatividad por su empeño en conseguir un triunfo que no logrará. Porque si hay que centrarse en los líderes, basta con contar que subieron juntos los mitos de los Dolomitas al ritmo de los gregarios de Geraint Thomas, que no pasó nada en un monumento llamado Passo Giau y que se fumaron -perdón por la expresión- las Tres Cimas de Lavaredo sin que ocurriera nada hasta la zona de vallas, cuando Joâo Almeida intensificó el ritmo y cavó su propia tumba.

Este Giro está siendo un crimen para el aficionado, el que merece una copa al esfuerzo por no quedarse dormido ante el televisor. Sólo se mueven los actores de reparto, porque los principales ruedan juntos temerosos y acongojados por el imperdonable error de la organización al colocar una cronoescalada perversa a un día de acabar la carrera.

En la etapa reina no sucedió nada hasta que faltaban 1.800 metros para acabar, cuando Almeida probó sin éxito a Roglic y a Geraint Thomas, cuando el astro esloveno demarró, cuando la ‘maglia rosa’ lo neutralizó, antes de que el ciclista portugués volviera a ceder y dando una mínima emoción a la subida con la línea de meta esperando a los líderes del Giro.

El relato de los ultimos metros

Thomas se va de Roglic, que parece ceder. El líder está demostrando que es el más fuerte una vez más. De repente, el ciclista esloveno resurge de sus pequeñas cenizas y no sólo captura a Thomas sino que le saca tres segundos y otros 23 a Almeida para dejar la emoción, aunque solo sea para un día, en los brazos de la contrarreloj final.

Por el camino hubo un cambio de bici de Roglic al pie de las Tres Cimas de Lavaredo para presentar ante la sociedad del ciclismo de carretera un cambio propio del gravel, con un piñón máximo de 44 dientes. Ver para creer. ¡Si Gimondi levantará la cabeza!

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