Ver más galerías relacionadas
Murphy Brown
Ver galería >Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Murphy Brown
Pues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasPues mirad, a pesar de mis intentos heroicos con todos los suplementos vitamínicos que ingiero a diario, servidora ha caído víctima de un resfriado épico. Las ansias de sumarme a la Revetla de Sant Sebastià fueron más fuertes que mi sentido común, y me aventuré a las calles como si no existiera un mañana, ¡y eso que estaba lloviendo a cántaros en la ciudad! El paraguas fue tan útil como un florero, y llegué a casa pareciendo una bolsita de té Hornimans, directa de la taza. Lo peor vino al día siguiente, cuando, ignorando todas las señales de mi cuerpo que decían «deberías quedarte en casa», me lancé nuevamente a la fiesta. Como una adolescente que no escucha a su madre, volví a salir, y ahí fue cuando el resfriado decidió hacer acto de presencia en mi vida. En fin, la fiebre y yo hemos tenido una cita muy poco glamurosa estos días. ¡Que viva Sant Sebastià!, aunque esta vez lo digo desde la cama. Pero queridos lectores, aquí, ni un resfriado nos hace tirar la toalla, ¡no podíamos perdernos los eventos de estos días! Aunque estemos moqueando, aquí estamos, listos para contaros todos los detalles. ¡Vamos a ello!