FOTOS | Búscate en la suelta de patos de la Colònia de Sant Jordi
Jaume Rigo
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El acto más multitudinario de las fiestas de la Colònia de Sant Jordi y posiblemente el más esperado, no ha defraudado ni a organizadores ni a participantes. Cuando pasaban diez minutos de las doce del mediodía de este domingo, las dos barcas de la organización, bajo un sol abrasador, a 150 metros de la costa, han empezado a soltar al agua toda una variedad de premios a la mutitud impaciente. El más tradicional y el más deseado, el pato (antaño animales vivientes, hoy en día patitos de goma con premio adicional), pero también melones, sandías, utensilios de buceo, churros, juegos de agua, balones y demás objetos.
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El acto más multitudinario de las fiestas de la Colònia de Sant Jordi y posiblemente el más esperado, no ha defraudado ni a organizadores ni a participantes. Cuando pasaban diez minutos de las doce del mediodía de este domingo, las dos barcas de la organización, bajo un sol abrasador, a 150 metros de la costa, han empezado a soltar al agua toda una variedad de premios a la mutitud impaciente. El más tradicional y el más deseado, el pato (antaño animales vivientes, hoy en día patitos de goma con premio adicional), pero también melones, sandías, utensilios de buceo, churros, juegos de agua, balones y demás objetos.
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El acto más multitudinario de las fiestas de la Colònia de Sant Jordi y posiblemente el más esperado, no ha defraudado ni a organizadores ni a participantes. Cuando pasaban diez minutos de las doce del mediodía de este domingo, las dos barcas de la organización, bajo un sol abrasador, a 150 metros de la costa, han empezado a soltar al agua toda una variedad de premios a la mutitud impaciente. El más tradicional y el más deseado, el pato (antaño animales vivientes, hoy en día patitos de goma con premio adicional), pero también melones, sandías, utensilios de buceo, churros, juegos de agua, balones y demás objetos.
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El acto más multitudinario de las fiestas de la Colònia de Sant Jordi y posiblemente el más esperado, no ha defraudado ni a organizadores ni a participantes. Cuando pasaban diez minutos de las doce del mediodía de este domingo, las dos barcas de la organización, bajo un sol abrasador, a 150 metros de la costa, han empezado a soltar al agua toda una variedad de premios a la mutitud impaciente. El más tradicional y el más deseado, el pato (antaño animales vivientes, hoy en día patitos de goma con premio adicional), pero también melones, sandías, utensilios de buceo, churros, juegos de agua, balones y demás objetos.
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El acto más multitudinario de las fiestas de la Colònia de Sant Jordi y posiblemente el más esperado, no ha defraudado ni a organizadores ni a participantes. Cuando pasaban diez minutos de las doce del mediodía de este domingo, las dos barcas de la organización, bajo un sol abrasador, a 150 metros de la costa, han empezado a soltar al agua toda una variedad de premios a la mutitud impaciente. El más tradicional y el más deseado, el pato (antaño animales vivientes, hoy en día patitos de goma con premio adicional), pero también melones, sandías, utensilios de buceo, churros, juegos de agua, balones y demás objetos.
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