Los mejores fondeaderos de la Costa Oeste de Mallorca

Punta Negra.

Punta Negra. / Miguel Ángel Álvarez Alperi

Todo el mundo sabe (o debiera saber) que Mallorca es el sueño de Morfeo para los que nos corre el salitre por las venas. Salir navegando de Palma con la Seu despidiéndose por la popa es algo que no tiene precio... Y sí, partiendo desde aquí lo que más apetece es poner rumbo a Cabrera y/o las costas del levante mallorquín; pero... ¿y si nos quedamos por la Costa de la Calma? De Palma a sa Dragonera se suceden lugares únicos donde fondear. Conozcámoslos. 

En total son unas 25 millas de litoral, 36 playas y 29 fondeaderos, así como seis fantásticos puertos deportivos (algunos están entre los mejores de todo el Mediterráneo Occidental). Es un tramo de costa lleno de contrastes, pues lo mismo nos encontramos con fachadas marítimas que es preferible no mirar como lugares como el entorno del Cap de Cala Figuera y el afilado entrante rematado por el Toro donde no hay nada construido salvo uno de los faros más bonitos de las Islas Baleares. Eso y los acantilados verticales y majestuosos del Cap de es Llamp y el de sa Mola. ¿Has probado a navegar bien cerquita de ellos? ¡Impresiona su verticalidad! Otra de las paradojas de esta porción litoral es que te puedas encontrar aún calitas vírgenes, lugares sin construcción alguna y fondeaderos donde pasar el día en total calma y desconexión. Porque haberlos, haylos. Solo hay que saber cuáles son y dónde están. ¿Te los enseño?   

Soltemos amarras

Supongamos que partimos de Puerto Portals (¡menudo lujazo!) y ponemos rumbo a Andratx y la isla de los dragones. Pues bien, a mí ya se me cae el ancla tan pronto paso junto a Punta Negra y descubro esas dos calitas de arena que tiene ahí escondidas. ¿No las conoces? Pues no me extraña, porque el hotel que hay en la punta complica muchísimo el acceso por tierra hasta estos dos caprichos geológicos. Son dos perlas escondidas hasta las que llegar nadando para tumbarse al sol en la arena como una estrella de mar desnortada. Al solano. A gozar viendo tu barquito ahí al frente levitando por ti, esperando paciente.  

Y luego arrancas y tiras millas hasta un poquito más allá, hasta llegar al fondeadero más famoso y masificado (que todo hay que decirlo) de toda esta bahía. Se trata de Portals Vells y sus cuatro brazos como cuatro soles. Razones le sobran para ser siempre modelo de masificación: está muy bien protegido, es precioso y tiene donde bajar a tomar algo mientras observas el panorama bajo la mundanal vista de los bañistas de a pie. Porque, todo hay que decirlo, disfrutar del mar embarcado es una experiencia elevada a la enésima potencia. Y si lo pruebas, ya no vuelves a ser el mismo. Madruga si quieres encontrar sitio, y si no, quédate con sa Nostra Dama (la Bella Dona); amada mía, con su playita dulce y apartada de las miradas del gran público. Un fondeadero solo para dos. Como para enamorarse los dos. 

Y si hay que seguir, sigamos, esta vez hasta Santa Ponça y su bahía, que aunque vista desde la mar te rompa las gafas sí que tiene interés por pasar la noche, bajar a tierra y gozar (o sufrir) el ambiente nocturno. Es un fondeadero muy popular, abarrotado y peligroso si te metes donde no debes (ojo con las secas, balizadas, y los arrecifes de posidonia) pero cómodo y bien protegido. Cuando quiero huir de la algarabía me voy a Ses Pedreretes y sus maravillosas vistas de las islas de Malgrats. Y estando aquí, es obligatorio acercarse a ver la olla de Malgrats, una curiosidad geológica de las tres que existen en las Islas Baleares (hay otra similar en Menorca y otra en Ibiza). 

Portals Vells

Portals Vells

De la elegancia de Cala Fornells a los ocasos más bellos de Mallorca

Desde Santa Ponça yo pondría rumbo sin pensarlo dos veces hacia cala Fornells, donde da gusto fondear si es que encuentras sitio donde hacerlo, ya que hay mucha posidonia y poca arena, pero la que hay es divina, como las vistas y la calma que se respira en el lugar. Desde aquí a mí siempre me gusta acercarme nadando hasta el caló de ses Llises y la punta de s’Estaca, o fondear en el maravilloso rincón de Ses Aigos. 

Al poner rumbo al Cap Andritxol hay que acercarse a ver el caló d’en Monjo, una de las pocas calas vírgenes que quedan por aquí. Aunque si es eso lo que buscas te va a encantar la tranquilidad de cala Blanca, en la bahía de Camp de Mar. Eso y comer en el restaurante de la única islita que lo tiene en esta balear.  

Después de la siesta igual te apetece ir poniendo rumbo a la puesta de sol más bella de Mallorca... Se trata de Sant Elm y la silueta del dragón más bello del Mediterráneo. Pero antes hay que pasarse por cala Llamp y acercarse a ver el ambiente del Gran Folies, un beach club que hay al pie del mar. Esta cala no tiene playa, pero sí unos fondos impresionantes para nadar y bucear. Hay mucha arena y mucho espacio incluso para fondear grandes yates. Y después de cala Llamp pondría rumbo a doblar el Cap de sa Mola. ¿Y sabes qué? Que me encanta pasar bien arrimadito a sus verticalidades. No veas como impone mirar hacia arriba y ver los halcones de Eleonora tirarse en picado...  

0894 SANT ELM

0894 SANT ELM

Después de pasar el cabo y decir Adiós al faro más feo (el “represaliado” farol de sa Mola) de nuestra querida Roqueta siempre tiendo a pasar de largo del puerto de Andratx, ya que de unos años para acá aquí no hay quien encuentre sitio para fondear.

La razón es que está lleno de muertos y boyas de pago y el sitio que queda libre está muy afuera, desprotegido, con mal tenedero y demasiado fondo. Así que prefiero seguir de frente y poner rumbo a la cala d’Egos, otra preciosa joya natural. O, para terminar el día, despedirse del astro rey en la mejor puesta de sol de Mallorca. Dragonera y Sant Elm componen, a mi juicio, una de las más bonitas estampas de Mallorca, y aquí tenemos, además, las boyas (de pago eso sí) que gestiona Ports IB para evitar el deterioro de la posidonia. Puedes saberlo todo sobre esto y mucho más en mi espacio en Maremecum.

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