El círculo representa la unidad, lo absoluto y lo perfecto. Es evidente por tanto que llegar a ser “circular” no es una cuestión sencilla. La superpoblación y el consumo intensivo provocan graves consecuencias negativas como el agotamiento acelerado de los recursos naturales y un serio empeoramiento de las condiciones climáticas de nuestro planeta. La denominada economía lineal nos conduce inexorablemente a punto sin retorno que amenaza seriamente nuestra existencia y la de toda la biodiversidad de la Tierra. El pasado miércoles el CDM acogió una elocuente e ilustrativa Jornada técnica sobre la nueva Economía Circular de la que pude extraer, entre otras, las siguientes conclusiones:

El actual ritmo de aumento poblacional unido al incremento exponencial del consumo mundial es simplemente insostenible. Los recursos naturales se agotan mientras que la demanda de bienes y servicios sigue y seguirá en aumento por la subida de la renta per cápita de las economías en desarrollo y la transformación del denominado eje del Pacífico como auténtico epicentro indiscutible de la economía mundial.

Europa es un territorio pobre en recursos naturales y consecuencia del proceso de deslocalización industrial también lo es en la producción de bienes. Esto unido a la fuerte competencia global, por adquirir materias primas esenciales, supone una grave amenaza para nuestro continente que menoscaba el principio de seguridad de suministro de materiales esenciales en la Zona Euro e incrementa nuestra dependencia - de terceros países - para la obtención de bienes comunes y también de primera necesidad.

Cada ciudadano europeo consume de media 14 toneladas de productos al año y genera anualmente 5 toneladas de residuos, lo que según el reciente Informe comunitario supone una producción agregada de más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año, sólo en la zona euro. Ante la insostenibilidad de estas circunstancias las instituciones comunitarias iniciaron una amplia reforma del marco legislativo vigente y a partir del 2020 se presentaron, entre otros, la Nueva Estrategia Industrial, El Pacto Verde Europeo, el Plan de Acción para la Economía Circular y recientemente los Objetivos Vinculantes para el 2030 de reducción de la huella ecológica por uso y consumo de materiales. Todo lo anterior podemos resumirlo en un solo concepto: “Cambio radical de nuestro modelo económico”. El cambio de paradigma se visualiza por la ansiada prohibición de “la obsolescencia programada” y su sustitución por “el derecho a reparar”. Estos dos conceptos aparentemente tan simples suponen una decidida apuesta por el ecodiseño de productos, su durabilidad, reparación, reutilización y reciclaje. 

En opinión de los ponentes invitados el reto de la transición hacia un modelo europeo consolidado de Economía Circular es grande y no está exento de dificultades y barreras políticas, sociales y educacionales. No obstante, la acreditada insostenibilidad económica y ambiental del modelo lineal nos conduce, de forma urgente, a iniciar el necesario proceso de transformación de nuestros patrones de producción y consumo para alcanzar los objetivos básicos del modelo circular. 

Afortunadamente los expertos coincidieron - unánimemente - en una importante cuestión: las Baleares por su condición insular cuentan con más medios y mejores oportunidades que otros ámbitos geográficos para implementar rápidamente los principios rectores del modelo circular. Gracias de nuevo a CDM por invitarnos a todos a participar en el círculo, cada vez más grande, de la sostenibilidad balear.