Vuelco en el mapa político local: el 5 a 3 de hace cuatro años se disgrega en un 3-2-2-1. El PP gana las elecciones generales en las islas aunque el gran triunfador es Podemos, que pasa a ser segunda fuerza. La izquierda ha cambiado de nombre en Balears; el partido de Pablo Iglesias le saca 23.000 votos a los socialistas y se queda a 29.000 de los populares.

El PSOE es el claro perdedor, quedando relegado por vez primera a la tercera posición. Ciudadanos tiene motivos para la alegría: casi triplica los resultados de su irrupción en el Parlament hace siete meses, y logra un diputado en Madrid. El sinsabor vuelve a ser para Més, que una vez más se queda a las puertas de entrar en el Congreso.

Los comicios más abiertos y expectantes de la historia reciente arrojan un empate técnico en escaños entre derecha e izquierda en las islas: 4 a 4. Los ocho diputados que se decidían en las Illes Balears, que durante cuarenta años han patrimonializado en exclusiva PP y PSOE, se reparten ahora entre cuatro: Podemos y Ciudadanos se suman a la fiesta y rompen el bipartidismo, como estaba cantado.

Los populares continúan siendo el partido hegemónico, pero pierden nada menos que 76.000 votos y dos escaños respecto a las generales de 2011. Se quedan con tres diputados en Madrid y 140.000 votos, una leve remontada respecto a las autonómicas de mayo, pero a mucha distancia de los 217.000 de 2011. Mateo Isern consigue su objetivo -sacar un mínimo de 15.000 votos más que los 121.000 de José Ramón Bauzá el 24-M-, aunque el efecto relanzamiento con el que se presentó al candidato se queda en minúsculo.

La radicalidad del cambio se resume con los porcentajes: en las generales de 2011, uno de cada dos ciudadanos de las islas votó PP. Aquel 49,5% se queda ahora en un 29%.

Con todo, en el PP balear se daban ayer con un canto en los dientes. Su tendencia es positiva, y lo mejor para los populares es el nuevo escenario de debilidad en el que queda ahora el Govern Armengol ante el sorpasso de Podemos.

El partido de Pablo Iglesias es el vencedor moral de estos comicios en Balears: obtiene 111.000 votos, el 23% del electorado. Son 48.000 papeletas más que en su estreno de mayo pasado, cuando conquistaron al 14,6% del electorado. Sin apenas infraestructura de partido en el archipiélago y escasos meses de vida, los podemistas sacan dos parlamentarios en las Cortes y adelantan con creces a PSOE y Més, sus socios en el Govern. De hecho, la espectacular subida de Podemos se explica por los votos arrebatados a socialistas y econacionalistas.

Repercusión en el Pacto

Si bien unas generales y unas autonómicas no son comparables, qué duda cabe que los casi 111.000 votos para Podemos serán ahora su ariete en clave local y obligarán a una revisión del peso de cada uno dentro del tripartito. Los podemistas lideran ahora el Pacto.

El fulgurante ascenso de Podemos es proporcional a la debacle del PSOE. La lista encabezada por el veterano Ramon Socias pierde 38.000 votos y un escaño respecto a las últimas generales, y pasa de tener el 28,8% al 18,3%. El batacazo llega hasta el punto de que por vez primera en la historia los socialistas baleares se quedan sin un solo senador electo.

El PSOE viene de perder 121.000 sufragios desde el 2008; en estas elecciones, el batacazo es especialmente sangrante en Menorca. El único consuelo de la presidenta Francina Armengol es que su siglas consiguen 5.000 sufragios más que las autonómicas de este año.

Ciudadanos también se las puede dar de ganador. Sin tampoco estructura organizativa en Balears, la formación de Albert Rivera logra 71.151 votos (el 14,77%) y se hace con un escaño en el Congreso, algo que partidos con una fuerte implantación territorial como Més jamás ha conseguido. Se trata de un indiscutible avance respecto a los comicios de mayo, en los que el candidato Xavier Pericay ya logró irrumpir en el Parlament con 25.000 votos.

El voto urbanita ha sido determinante para el auge de los dos emergentes. Solo en Palma Podemos y Ciudadanos duplican sus apoyos con respecto al 24-M, aunque los podemistas los incrementan también notablemente en la part forana. En muchos municipios son segunda fuerza, e incluso la primera en Artà, Deià y Puigpunyent.

Colocar a su primer diputado en Madrid vuelve a convertirse en una quimera para Més. Antoni Verger logra el mejor resultado para los econacionalistas en unas elecciones estatales en toda su trayectoria, casi 34.000 votos, pero no los suficientes para el hito. En comparación con las elecciones de mayo, los econacionalistas sufren una fuga de 31.000 votos directamente a sus aliados de Podemos. De cara al futuro, quizás unos y otros revisarán su política de coaliciones, que en otros lugares como Valencia se ha antojado exitosa.

El Pi obtiene casi 13.000 votos testimoniales, los mismos que le han faltado a Més para colocar a Verger en Madrid.

En cuanto a la participación, fue del 65,21%; cinco puntos más elevada que en 2011, aunque ocho por debajo de la media estatal. Acudieron a las urnas 488.131 personas.