Análisis

La compra de Carlos Slim del 15% de Realia: un paso más del mexicano para conquistar el inmobiliario español

Carlos Slim suma participaciones de control en FCC y Realia y es el segundo mayor accionista de la promotora Metrovacesa, en la que ha ido ampliando también su posición en los últimos años

Montaje de Carlos Slim y sus tres participadas en España, FCC, Realia y Metrovacesa.

Montaje de Carlos Slim y sus tres participadas en España, FCC, Realia y Metrovacesa. / IGNACIO GARCÍA

Gabriel Santamarina

Esta semana, el magnate mexicano Carlos Slim (Ciudad de México, 1940) culminaba una de sus grandes hazañas en España, tomar el control de más del 90% de la inmobiliaria Realia. Tras años de luchas en el seno del Consejo de Administración, el empresario, a través de una sociedad propia y de FCC, por más de 137 millones de euros.

Para entender la apuesta del multimillonario por España hay que remontarse a 2014. El país afrontaba una de las peores crisis financieras de su historia reciente. Las empresas más afectadas eran las inmobiliarias y las de infraestructuras, que en los años anteriores al estallido de la burbuja del 'ladrillo' habían contraído un excesivo endeudamiento, lo que les llevó a muchas al concurso de acreedores o a afrontar una restructuración.

En este contexto, Slim irrumpió en Fomento de Construcciones y Contratas, conocida popularmente como FCC. En 2014, con la familia Koplowitz como principales accionistas, el magnate inyectó 1.700 millones en la compañía y acudió a su rescate, entrando por primera vez como accionista, con una participación de alrededor del 25%. Durante los siguientes diez años no ha hecho otra cosa que comprar masivamente títulos: atesora ya el 81,5% del capital social, valorado en casi 4.400 millones de euros.

En paralelo a su entrada en FCC, el multimillonario hizo lo propio en la que era la filial inmobiliaria de la empresa de infraestructuras, Realia. El rescate de FCC fue también un balón de oxígeno para la promotora y propietaria de activos del grupo. Sin embargo, al igual que en FCC, las pretensiones de Carlos Slim no acaban ahí. Según pasaron los años fue comprando paquetes accionariales hasta adquirir el último 15% de Polygon, con el que tubo duras batallas por el método de valorar los activos de la empresa.

Con más del 90% de las acciones en su poder, estaría justificado, por parte de Carlos Slim, plantear una oferta pública de adquisición (opa) de las acciones residuales, donde además no existe un único accionista con más del 3%, cuyo fin sería la exclusión de la empresa de la bolsa. Sin embargo, sus planes inmediatos, según aseguran varias fuentes, no serían estos.

Metrovacesa, paso dos

En 2020, Carlos Slim lanzó su segunda ofensiva en el sector de las empresas promotoras cotizadas, con la compra de un 3% de Metrovacesa y otro porcentaje similar en Quabit, sucesora de Astroc. En aquel momento, quedó descartado que fuesen únicamente operaciones financieras. Quabit no fue una buena inversión: solo un año más tarde, Neinor Homes la compró a través de una opa prácticamente sin oposición. Sin embargo, en Metrovacesa, participada mayoritariamente por Banco Santander y BBVA, fue ampliando su posición.

Dos años más tarde de su entrada, en 2022, con el 5,4% de la compañía, Slim lanzó su primer órdago a las entidades financieras propietarias de la promotora: una opa por el 24% de Metrovacesa con una prima del 20%, ofertando 7,8 euros por acción, un precio similar al que sigue cotizando hoy en día. Solo fue aceptada por el 11,5% de los partícipes, pero le permitió escalar por encima del 17%, frente al casi 50% de Santander y más del 20% de BBVA. Tras esta compra, Slim siguió adquiriendo acciones, hasta que, en octubre del pasado año, se colocó como el segundo máximo partícipe, adelantando a la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri.

Ante esta ofensiva, al menos de cara a la galería, la banca ha estado inmóvil. ¿Por qué no venden? El motivo por el que ni Santander, ni BBVA, deshacen sus posiciones está relacionado con el modo en el que las valoran. Los bancos anotan en sus participaciones en balance en función del patrimonio neto de las compañías, el cual es diferente al de cotización, sujeto al mercado de valores. Esto provoca que la participación de Santander, a cierre de 2023, esté valorada en 899 millones de euros, frente a los 581 millones que está valorado el paquete accionarial en el mercado; mientras que BBVA lo hace en 259 millones, cuando los títulos en el mercado se comprarían por 245 millones.

A pesar de la notable diferencia, en el caso de BBVA, las valoraciones están más próximas, frente a las de Santander. Este sería el siguiente paso natural en la estrategia de Slim, comprar la participación de BBVA, que le colocaría en igualdad de fuerzas con la entidad presidida por Ana Botín en el Consejo de Administración. En esta lucha de poder, incluso, ha llegado a pronunciarse Banco Sabadell, considerando probable la operación, que supondría pagar a 8,2 euros el título, frente a los 7,75 euros a los que cotizaba en su última sesión.

El siguiente paso a tomar el control de Metrovacesa, algo que no será a corto o medio plazo, ni sencillo, es la fusión con Realia. Ambas son promotoras con suelos heredados, mayoritariamente, de la quiebra del sector inmobiliario en 2008 y con negocios muy similares. En este negocio, el suelo donde construir viviendas es una materia prima escasa. Además, existen economías de escala, donde una empresa es más rentable cuantas más casas construye. Hablar de fusión Metrovacesa-Realia es hablar de hipótesis, pero sobre todo de años, casi tantos, diez, como le ha llevado a Carlos Slim comprar Realia. Por ahora, van cuatro solo desde su entrada en Metrovacesa.