Energía

La cerámica reduce costes al abaratarse los derechos de emisión de CO2

De cotizarse a casi 100 euros la tonelada hace un año ha pasado a unos 56 en el presente mes

Línea de producción en una fábrica de cerámica.

Línea de producción en una fábrica de cerámica.

Bartomeu Roig

Los costes energéticos son el origen de la incertidumbre en la que se mantiene la industria cerámica. En los últimos años no solo se dispararon los precios del gas natural, sino que también se produjo un rally alcista de la cotización en los derechos de emisión de CO2. Un mecanismo criticado en numerosas ocasiones por los empresarios del sector, al considerar que se trata de un mercado a expensas de movimientos especulativos, y del que se desconoce el destino de su recaudación. Este panorama energético provocó un fuerte aumento de los costes, que no pudieron transferirse en la misma medida al precio de sus productos, derivando en una pérdida de competitividad. Un agujero financiero que todavía se arrastra en muchas empresas.

Reducción

Como parte positiva está la actual disminución de los precios de las emisiones, al igual que ha ocurrido con el gas. Algo que reduce los costes en las empresas azulejeras. El sistema Emissions Trading Sistem (ETS), que marca este mercado en Europa desde el año 2005, tocó techo el 21 de febrero del pasado año, al alcanzar los 97,04 euros por tonelada, mientras que justo un año más tarde cotizó por 51,03 euros. Ahora ronda los 55 euros.

La patronal cerámica, Ascer, indica que la factura del 2022 relacionada con los derechos de emisión ascendió a 57,5 millones de euros. En las próximas semanas se espera tener el balance del 2023, que arrojará un resultado aparentemente contradictorio: estando esta cotización más alta que nunca, la factura final descenderá. "Ya ocurrió en el 2022 respecto al 2021, y esto se debe a la caída de la producción", indican desde esta organización. Si se fabrica menos se consume menos gas y, por tanto, se emiten menos toneladas de CO2, lo que reduce el pago de los derechos que marca Europa.

Futuro

La fluctuación del ETS en los próximos meses será decisiva para ver hasta cuándo llega el alivio en el sector. Con todo, hay detalles a tener en cuenta. Uno de ellos es que los 55 euros actuales siguen muy por encima de los 24,75 de media anual del 2020. Desde ese año hasta el 2023 se triplicó la cotización. Y si se remonta al 2017, el coste era de apenas 5,85 euros. Una décima parte de lo que se cotiza en estos días.

Hay otro aspecto desfavorable, que tiene que ver con las asignaciones gratuitas que corresponden cada año a las empresas. Una vez se excede esta cantidad, hay que acudir al mercado de emisiones y pagar. En los últimos años se han reducido estas cuotas libres de pago, y se prevé que esto vaya a más en los próximos.

En el 2022 la producción azulejera cayó un 15%, mientras que las emisiones de CO2 descendieron el 12%. En el 2023 la fabricación se redujo todavía más, sobre el 21%. Lo deseable en el 2024 sería seguir bajando este coste para la industria, a base de mantener la producción y consolidarse el precio de CO2 por tonelada.

La industria cerámica necesita de grandes cantidades de gas para funcionar, por lo que su cotización y la de derechos de emisión influye en los costes.

El precio del gas sigue por debajo de los 30 euros

Durante meses, el clúster de la cerámica sufría con las evoluciones del TTF, el mercado de cotización de gas de referencia en Europa. Llegó a estar a más de 300 euros, lo que hacía inviable la rentabilidad de una industria cerámica que, paradójicamente, mantenía una fuerte demanda. En cambio, en las últimas semanas se consolida por debajo de los 30 euros. Los analistas no esperan que suba a corto plazo, al estar a punto de finalizar el invierno, época de mayor consumo en Europa.

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